Es una corporación sin ánimo de lucro ubicado en el sector Prado Centro que surgió en el año 2006 a partir de la pregunta de algunas personas de la ciudad de Medellín por los niños y niñas que estaban haciendo malabares en los semáforos como una alternativa de vida. La corporación aparece con el fin de favorecer la inclusión, afianzar los valores, y ofrecer nuevas posibilidades de vida a través de una propuesta de Circo Social.
El principal objetivo del circo es transformar vidas a través del arte que los niños y adolescentes crezcan a nivel personal y social ya que es un espacio que les permite conocer e interactuar con la gente.
Natalia Londoño, directora de Circo Momo, afirma: “La institución le apunta a la transformación social a través de la metodología de circo social que busca cambiar el riesgo de la calle, el consumo de narcóticos y lograr que los niños en este lugar puedan ser ellos mismos y aprender de profesionales”.
Los espectáculos que propone Circo Momo están basados en la interacción y conexión con el público, muestran la variedad de talentos que a la vez vienen cargados de humor que permite transportarte a un mundo fantástico. Se diferencia por dejar mensajes positivos en sus funciones los mensajes hacen alusión a la vida, el arte y la felicidad.; La puesta en escena trae teatro, malabaristas, payasos y muchas técnicas circenses. Todo esto acompañado de efectos visuales y colores.
Esta entidad no solo brinda la oportunidad de aprender técnicas circenses, sino también permite desarrollar artes manuales. Sonia Moreno, integrante del circo dice que ha podido explorar su imaginación gracias a la creación de la escenografía: “los elementos escénicos son fundamentales para la temática de los espectáculos, la mayorías de piezas para los show las elaboramos nosotros usando nuestras habilidades con el arte, el ingenio y la imaginación”.
El reto actual del circo es mejorar la sede, perfeccionarse cada día como entidad artística y mostrar la diversidad de talentos a nivel a nacional e internacional.
Jazmín Parra, es una integrante del circo que cuenta su experiencia con el arte y esta entidad: “Mi pasión por el circo y el arte comenzó cuando era una niña, justo cuando mis padres me llevaron a ver teatro, en ese lugar lleno de risas, de diversión, de espontaneidad me sentí tan cómoda que supe que algún día quería estar parada frente a un público regalando risas a los que muy probablemente hayan tenido un mal día; Ya han pasado 10 años desde que ingrese en el mundo artístico y no podría estar más agradecida con la vida por permitirme hacer lo que amo, arte.”
Jazmín y otros jóvenes dicen que un día en el circo es mágico debido a que el Circo es un lugar acogedor. Hay personajes talentosos que desempeñan diferentes roles: payasos, mimos, actores, acróbatas, trapecistas, cantantes, malabaristas y contorsionistas. Los ensayos son lúdicos, el piso lo llenan de colchonetas como un rompecabezas para que los miembros de la institución puedan realizar vueltas canelas, vueltas estrellas y pararse de manos, también tienen un espacio en el circo para realizar acrobacias en telas colgadas en el techo de colores llamativos: rojas, amarillas, moradas y naranjadas que transmiten energía de alegría, fortaleza y motivación, la música de fondo que escuchan durante los ensayos suele ser clásica, rock o simplemente se dejan llevar por los chistes y fuertes carcajadas de sus compañeros.
En ocasiones, el Circo realiza actividades en las calles de la ciudad de Medellín, las llevan a cabo en parques, canchas, fundaciones y colegios con aros hula de todos los colores, mimos cantando en monociclos, payasos con trajes y maquillajes coloridos que principalmente se destacan por sus narices rojas y pelucas multicolores que divierten a todas las personas sin importa edad.
Las actividades callejeras no están motivadas para obtener ganancia económica, sino cultural, con el fin de promover el arte, afianzando la buena convivencia en sociedad, brindar entretenimiento y sobretodo inculcando la cultura circense.
