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Una vida para servir

Por: Karen Sofía Rojas

Al llegar al hogar de Ana Lucía se puede sentir un ambiente acogedor. Una vez en su casa nos invita a ubicarnos en la sala y desde allí, advierte a su familia que estará ocupada un rato.

Ana Lucia Muñoz es una líder destacada de la vereda de Gallinazo, de Villa María, Caldas. Se ha desempeñado como representante de la junta de acción comunal de al menos 7 veredas, ha recibido 11 premios por sus labores sociales y su trabajo, impacta ampliamente a una gran comunidad de la zona rural de su municipio.

Ana empezó su labor como promotora de salud el 20 de octubre de 1991. Tiene 54 años y lleva 30 de ellos dedicados a la comunidad. Ejerció su cargo durante 6 años, tiempo durante el cual decidió estudiar para ser auxiliar de enfermería, después de eso, emprendió un nuevo camino en el puesto de salud del su corregimiento, en el cual nació y vive actualmente.

Ana Lucia: “Todo el tiempo he trabajado acá en la vereda, pero igual he ido a otras veredas, a Papayal, a Santo Domingo, yo tengo toda la zona fría de Villa María, es la zona de cobertura donde trabajo.”

Karen Sofía: «¿Por decisión propia?«

A L: “Es mi decisión, cuando inició como promotora, el requisito era que tenía que ser de la zona, ya cuando llegue a ser auxiliar de enfermería, me pude ir a un hospital, pero no, porque a mí me gusta trabajar con comunidades”

Esta decisión nace del gusto de trabajar con la gente. Ana Lucia va a sitios donde muchas personas no quieren estar, por su lejanía, porque son zonas de difícil acceso, recalca que quienes se dediquen a estas tareas, deben amar realmente la labor.

AL: “Voy a una parte que se llama Los Nueves, para llegar ahí voy en caballo hasta 7 horas. Voy a vacunar niños, quise trabajar con ellos porque son personas que no tienen acceso de llegar al hospital o puesto de salud, además porque me gusta, me gusta trabajar con los niños, es algo que me nace”

En varias ocasiones, su familia le ha dicho que mejor trabaje en un hospital, que tenga un trabajo más tranquilo, pero ella dice que su labor es aquí. Lorena Muñoz, hija de Ana Lucia menciona que le ha insistido en varias ocasiones que descanse, que se quede en un solo punto o que al menos establezca horarios fijos de trabajo.

Lorena: «Mi mama atiende a todos a cualquier hora, sean las 4 de la tarde o de la mañana, tocan la puerta y es imposible que se haga la loca, su labor la llama y es lo que le gusta hacer«

Su familia trató de que no fuera tan entregada a su trabajo, pero fue inevitable, terminaron por aceptarlo y apoyarla.

L M: «Una vez tuvimos la iniciativa de poner un cartel con horarios de atención acá en la casa, porque la gente viene acá siempre, mi mamá acepto los horarios y luego nos dimos cuenta que seguía atendiendo en la madrugada, no hay un horario que valga.«

Angélica Zapata ha sido su mano derecha durante 27 años, cuenta que tomó la iniciativa por carisma, se interesó al verla tan dedicada y tan interesada por la comunidad.

Angélica: «La he acompañado a diferentes veredas y nunca se le ve cansada, nos motiva a su equipo de trabajo a continuar ayudando junto a ella. No pude estar cuando ganó el premio a la mejor líder comunitaria, pero nos sentimos muy orgullosos de ella, hemos sido testigos de su labor«

Además de brindar acceso a la salud, Ana Lucia hace actividades para los niños. Una de las más relevantes es celebrarles la navidad, cada 23 de diciembre consigue regalos, alquila juegos y prepara comida con su grupo de trabajo, una tradición que mantienen desde hace 28 años. Para las personas de la tercera edad tienen otras actividades en las que participan personas de más de 60 años, dice que es para que salgan de la monotonía y porque algunos se sienten olvidados. A esto le suma las donaciones para gente necesitada y las iniciativas que toma cuando ve dificultades en las zonas.

K S: ¿Cuál es el momento exacto en el que se da cuenta que quiere hacer algo por la comunidad?

A.L: «Mi labor es esa, es visitar comunidades, educar la gente en salud, me di cuenta de lo bello que era y decidí quedarme, cuando empiezo a trabajar con ellos, los visito, hablamos, y ahí me doy cuenta de las necesidades de la gente. Un caso que me conmovió mucho, era una persona con discapacidad, era muy difícil desplazarla, notaba que el acceso a la salud era demasiado importante, no podía creer que muchos no tuvieran la oportunidad, necesitaba ayudarlos, yo busque los recursos«

Ana Lucia nos cuenta sobre los principales premios que ha ganado por su trabajo. Hay un mural en Villa María con su rostro como punto principal de la obra, en honor a la lucha para la preservación del medio ambiente y su entrega a la comunidad. Ganó el premio a la mujer Confa, apareció Noticias Caracol en la sección “Gente que le pone el alma”, pero destaca que el más importante y significativo para ella fue el Policarpa Salavarrieta, cuenta haber ganado este premio compitiendo con alcaldesas y diputadas, un premio que honra la lucha.

Debido a la lejanía de algunos lugares Ana Lucia se vio expuesta al peligro en varias ocasiones, se refiere a sí misma como una líder social amenazada. Hace cinco años los mineros de la zona de Gallinazo la amenazaron. La comunidad se dio cuenta que la minería estaba afectando la preservación natural de las zonas, especialmente el agua quedaba muy contaminada. Ana decidió protestar para cerrar las minas, su influencia permitió que se prohibiera la explotación de ellas, las amenazas no evitaron que continuara alzando su voz.

A L: «También cuando estaba la guerrilla, estuve en mucho peligro, una vez iba a una finca, dejé la moto donde termina la carretera, iba caminando y empecé a sentir pasos, era la guerrilla, me quitaron la moto y se la llevaron. Yo estuve en el monte, vinieron por mí, estuve una semana en la selva, atendiendo a unos heridos que ellos tenían, uno de ellos me pidió que le sacara una bala del pie y si no, la siguiente que dispararía sería para mí«

K S: ¿Ha pensado en el fin de su trabajo?

A L: «No, a mí me faltan 3 años para pensionarme, pero yo no termino ahí, es muy difícil, con Angélica hablaba y le decía: quien me va a reemplazar que venga a hacer lo que yo hago, yo lo veo como complicado, las enfermeras buscan más la comodidad, es un trabajo que tiene que nacer y gustar. No voy a parar en tres años, de pronto ya viejita o cuando me muera.«

Ana Lucia menciona que lo que queda de este camino recorrido es la satisfacción del deber cumplido y el cariño de la gente. El final de nuestra entrevista coincidió con alguien tocando la puerta y la solicitud de un vecino para hacer una curación.

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Cibermedio Programa de Comunicación Social - Universidad Católica Luis Amigó
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