Por: Carmen Pacheco Miranda
Correo: Carmenpacheco9@gmail.com
“A él le gustaba leerme. Yo en mi cuenta de Twitter soy rebelde, polémica y con algo de intelectual”, asegura Caro al comenzar a hablar de cómo empezó su relación virtual en agosto del 2012. Para ese momento ignoraba esos mensajes que luego la harían esclava de una red social. En el mes de noviembre del 2012 @Elhada, como se hace llamar en esta red, se manifestó más que en un hada, en forma de mujer, como @omo lo había solicitado por medio de un tweet desesperado.
Bajo el “existencialismo” que se puede manejar en una red como esta, comenzaba lo que sería una relación intensa, hasta su final. @Elhada con sus 1.68 de estatura, ojos maliciosos, sonrisa arrolladora y ese tono de voz hasta ahora desconocido por @Omo atrajo tanto la atención de este “rolo, publicista, amante de la lectura”, que fue capaz de cambiar su espacio y tiempo para habitar el de @Elhada. Del Twitter se trasladaron al teléfono, pasaban horas enteras hablando de sus vidas de lo sublime que podrían llegar a ser sus tragedias “para hacerlo más real ya que nos podíamos vernos”, cuenta @Elhada tocándose su cabello negro, largo, como su espera.
Ese 22 de enero a @Elhada le fallarían las alas, las alas del avión en el que viajaría a conocer a @omo y tendría que esperar una luna más. El aeropuerto El Dorado sería testigo del encuentro de estos dos seres virtuales que ahora dejarían de serlo para contar otra historia. “Cuando lo vi sentí como cuando uno se conecta con algo, ya, aquí fue eso se lo cambia a uno todo”.
Abril del año 2013, hace exactamente un año, @Elhada fue sorprendida por la propuesta de vivir con @omo. “Fue una propuesta fuerte, porque nunca había recibido una de ese nivel”, recuerda @Elhada, como reviviendo ese momento en el que bajo el cielo de una ciudad que no era la suya, le daría la bienvenida a este tuitero inquietante.
Emprendieron la búsqueda de ese lugar que les permitiría saciarse, beberse, fumarse ese amor que profesaban y que hasta ahora había sido tan esquivo. @elhada, después de mucho pensarlo, decidió recorrer la Loma del Padre Marianito en el Poblado, por ser un sector asequible y seguro, sabía que en esa zona el metro cuadrado era más económico. “A mí Space siempre me ha parecido un edifico muy feo, que fachada tan fea ¿quién compra ahí?”, dice @Elhada con tono despectivo hacia el edifico que más tarde derrumbaría gran parte de sus sueños. Asensi fue una mejor opción, por estética y por precio; vivirían en un apartaestudio de 45 m2. Pasaron 20 días de estar viviendo en ese apartamento del quinto piso y decidieron ofrecerle $30.000.000 a la dueña, en calidad de compra.“Si bien a lo banal, no hay que adjudicarle lo emocional, al hogar en sí uno le va adjudicando todos esos sentimientos entonces se va volviendo el nido de amor”, asegura @Elhada.
“Para el sábado 12 de octubre del 2013, llevaríamos 2 meses y medio viviendo en el apto 524. Ese día un amigo, Daniel Arrazola, que es ingeniero civil que sabía que yo vivía ahí, en Asensi, me escribió, porWhatsApp: “¡Se te va a caer la casa!”. Yo le respondí: “Dani güevón, no me jodas con eso”. Al ver que yo, como que le decía en serio, no me jodas con eso, me dijo: “No, mentiras, es que el edifico de enfrente Space, tiene un problema con una columna, el asunto es delicado, pero no se va a caer”.
A eso de las 8:40 p.m. “sentimos una red de explosiones, como cuando se empieza a soltar una red de cable y ahí mismo se empezó a escuchar un efecto dominó de la caída de los ladrillos, la verdad, la sensación era como si eso se nos fuera a venir encima”. @Elhada en ese momento recordó que el Poblado tiene fallas geológicas y que cualquier día algo así podría pasar, y pensó “se vino esta montaña encima”, ignorando que este no era el caso, mientras recordaba esto, se apagaron todas las luces y tembló. “Cuando yo oí eso lo primero que hice fue pararme del sillón y él se fue hacia el balcón, pero no salió y ahí vio el efecto dominó, los ladrillos cayendo, en ese momento nos salimos hacia la puerta a correr, pero , como se sentía tan encima, buscamos un lugar donde refugiarnos, nos fuimos para el baño, no era muy claro lo que pasaba,en medio de todo se escuchaban gritos de un hombre: “Esteban, Esteban”.
En total fueron doce las víctimas fatales que dejó la tragedia de Space. La única víctima mortal que no estaba trabajando fue Juan Esteban Cantor. En ese momento el que gritaba era el amigo de Juan Esteban, quien logró salvarse esa noche, porque alcanzó a correr antes de que la torre 6 cayera sobre él.
Pasaron 3 minutos. “Yo lo único que pensaba era: ya aquí nos morimos”, porque se movió muy duro la tierra y pues Asensi es más bajito que Space, cuando se cayó yo dije “va a caer encima de Asensi todo esto”. El tiempo fue muy relativo para @Elhada, mientras se abrazaba con @omo en el baño, en ese corto tiempo tuvo espacio de analizar, sintió como si el tiempo se hubiese detenido, la vida le pasó por delante, cuenta, limpiándose una lágrima al recordar ese momento.
De pronto un silencio aturdidor, decidieron salir del baño dirigirse hacia el balcón, la nube de polvo se desvaneció. @Elhada se quedó mirando hacia afuera, tratando de entender qué pasaba. Al disiparse la polvareda, vio a Space y miró hacia la derecha, veía que faltaba algo pero no entendía, cuando se esfumó del todo el polvo vio “la 6 en el piso”… “Dani se cayó esa mierda”.
No pasó mucho tiempo después de ver como la torre 6 del Space estaba en el piso, en medio de ese silencio decidieron dormir, con la idea de que ahí todo acababa; a eso de las 11:00p.m., 2 integrantes de los Bomberos tocaron la puerta, obligando a la única pareja que quedaba en el edificio a desalojar,por razones obvias que ellos no alcanzaban a dimensionar.
Domingo 13 de octubre 7:12 a.m.Mi buñuelo las palmas, @Elhada y @omo intentan desayunar, de fondo los noticieros anunciaban la noticia de la tragedia de la noche anterior; abrumados sentían que todo estaba pasando lentamente, otra vez, esta vez con un parte de tranquilidad porque la dueña de la casa se había manifestado en calidad de respaldo por cualquier gasto, ella tenía todo solucionado a su favor, incluyendo el subsidio que les correspondía.Ya para ese entonces @Elhada y @omo hacían parte de un gran grupo de afectados de la mano de las familias no solo de Space, sino de las urbanizaciones vecinas de Asensi, construidas por Lérida CDO, Continental Towers y Olivares, evacuadas por razones de seguridad.
Al llegar al Edificio Asensi vieron que Space, estaba todo cercado; pasadas las 3:00 p.m. pudieron entrar por los cargadores, dos portátiles y unos bonos con lo que @Elhada trabajaba. “A mí me dio muy duro, darme cuenta que ya no teníamos casa, para ese momento yo no hablaba mucho, estuve retraída”. Llegó el momento que @Elhada estaba evitando con su silencio, tomarían la decisión de que @omo se iría para Bogotá y desde allá seguirían con su relación y en la lucha por recuperar lo que Space derrumbó, que fue más que ladrillos.
No hubo una segunda vez para que @Elhada, recibiera a @Omo en Medellín,mientras él se acomodaba de nuevo en Bogotá, sus conversaciones eran dolorosas. “Nunca nada fue igual”, asegura @Elhada, el desfalco económico, hizo mella en la relación, el dinero que habían entregado con la idea de comprar el apartamento nunca llegó y mucho menos el subsidio que les correspondía a los inquilinos de Asensi.
La primera semana de diciembre @Elhadalogró entrar al apartamento 524 del Edifico Asensi, en compañía de los bomberos de Medellín para llevarse los bienes materiales que quedaron de esa noche 12 de octubre. “Fue una sensación muy extraña, entrar a ese apartamento fue como entrar a un campo santo”, asegura Caro después de suspirar, el recuerdo desvía un poco la atención de la conversación. Sentía mucha nostalgia y recordó cada momento que pasaron en ese apartamiento, volvió a llorar después de evadir esas lágrimas durante los últimos días. “Todo estaba cubierto de polvo”, en su afán de salir rápido de allá no limpió, solo empacó y daba órdenes a los encargados del trasteo. “Aquí fue donde yació, literal el epitafio”.
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