A finales de febrero del 2017, un domingo en la mañana, antes de comenzar un partido de fútbol en el Atanasio Girardot de Medellín, en la puerta número 36, el Intendente y Guía Canino de la Policía Nacional William Giovanni Marín Jaramillo, quien ejercía su trabajo junto a Choko, un perro antinarcóticos de raza labrador chocolate, me contó su historia. “Llegó a mi vida de una manera inesperada. Ahora es mi mejor amigo y perro antinarcóticos del Valle de Aburrá” así comenzó su relato.

El Intendente Marín recuerda con nostalgia su primer encuentro con Choko, hace 5 años. En un Comando de Atención Inmediata de Policía (CAI) Choko fue abandonado disgustando notablemente a una persona, quien advertía llevárselo para sacrificarlo. Con preocupación el Intendente Marín pidió que se lo regalaran para conseguirle un nuevo hogar. Respecto  a la donación aclara que es esporádica como el caso de Choko, un perro que se salió de sus parámetros.

“El señor quedó de recoger el perro a las 3:00 de la tarde. Pasarón dos horas y el perro comenzó a llorar. Me angustié al verlo así y tomé la decisión de soltarlo. Él corrió a coger un palo buscándome juego. Pensé que el perro podría ser entrenado y hábilmente armé un juguete de entrenamiento y me dio resultado. Motivado con su respuesta tomé la decisión de no regalarlo y comencé el proceso” añade El Intendente tocando la cabeza del perro,expresando su afecto y con una sonrisa de satisfacción.

Explicó también que los guías caninos de la Policía Nacional son sensibles y animalistas, quieren a los animales y les brindan lo mejor de ellos desde su especialidad. Los perros entrenados para servir en la Policía, tanto en antinarcóticos como en explosivos, tienen una característica particular llamada “Chispa o Luz”. Marín lo descubrió en Choko el día que lo conoció. El canino observa con atención cada movimiento y expresión de su amo, quien continúa relatando su historia.

Los perros tienen un tiempo promedio de entrenamiento. El de Choko fue solo de un mes, puesto que dio resultados desde su primer encuentro con el juguete que se le administró para aprender a identificar droga. Normalmente no se reciben perros, ya que la policía tiene un criadero propio ubicado en Bogotá. Puede que muchas personas se pregunten si se necesitan perros de alguna raza en particular, pero Marín comenta que “cualquier perro puede ser antinarcótico siempre y cuando cumpla con una evaluación de tres requisitos como: actitud, comportamiento y crianza”.

El entrenamiento consta de realizar una especie de engaño donde se relaciona la pelota con el olor de la sustancia base. “Supongamos que una pelota de tenis se introduce a una caja de marihuana. Esta absorbe el olor de dicha sustancia y el perro relaciona ese olor con el juego y la satisfacción personal” comentó el Intendente Marín Jaramillo.

También aclara con un poco de disgusto hacia las personas que hacen comentarios como: “¡los perros de la policía son drogados por eso saben dónde hay droga!”. Esto se menciona también en un artículo realizado en el portal 0223, los perros de la Policía Nacional nunca están drogados, ellos siempre salen a jugar en cada operativo. “Por eso hay tanta desinformación que causa ignorancia, la cual trato de combatir cada vez que se nombra esto, explicando todo el proceso que conlleva un entrenamiento” afirmó mirando al suelo con desilusión.

Choko tiene 8 años y ha servido para guiar a la manada en medio del entrenamiento donde aprenden por imitación. Su lugar de descanso es llamado apartaperro, el cual consta de una cama cómoda, agua fresca constante y concentrado a debidas horas. También tiene zonas de relax donde toman sol varios caninos para recargar energías.

De 65 perros que hay en la unidad más o menos 40 están activos. Con respecto a su trabajo pueden ejercerlo siempre y cuando tengan la salud adecuada. Luego de terminar su ciclo de trabajo ya sea por salud o edad son llevados a una finca de retiro en Bogotá. Allí la policía tiene veterinarios que cuidan de estos caninos todos los días, hasta que mueran naturalmente.

Los perros antinarcóticos, por lo general son hiperactivos y por esta característica son elegidos. Los cuidados que requiere Choko se relacionan principalmente con la supervisión constante, estar bajo control y la obediencia para evitar la agresión a las personas. Al iniciar el día, el Intendente Marín afirmó que “Choko sabe que va salir a trabajar, yo le hago su ritual que consta de sacarlo a realizar sus necesidades biológicas y después una peinadita o sino se queda quieto. Luego subimos al camión y nos desplazamos al sitio de trabajo”.

Pero esto no es lo más novedoso, con una cara de orgullo y satisfacción Giovanni cuenta que ha sido un perro peculiar y esto se comprueba con una condecoración que hace la Policía Nacional en Bogotá. Una ceremonia especialmente para perros que sobresalen en su trabajo; otorgando una medalla al mérito canino, normalmente se la dan una vez. Este labrador ha sido conmemorado varias veces, su última vez fue el año pasado, puesto que ha rotó los esquemas resaltándose como el mejor en su trabajo. Por eso recibe el nombre de “mejor perro antinarcóticos del Valle de Aburra”.

Ajustando 106 capturas, este perro ha sido amenazado de muerte en dos ocasiones, a raíz de varios operativos donde intervenían sectores fuertes. Con angustia y protección el amo de Choko describe esto sin parar de acariciarlo y aun así, siendo un día normal sabe distinguir su mirada  de la cual dice ser única siempre. “De parte de varias personas las cuales conocen los operativos y el trabajo que ejerce el animal han surgido comentarios donde ofrecen $3.000.000 por él, por eso el perro debe estar en consigna especial las 24 horas, tanto con un veterinario y los servicios alimenticios.”

Describiendo el gran lazo que tiene con su mascota el Intendente Marín, comenta que la conexión se crea con confianza. “Yo confió en él y en su trabajo, él no me falla. Choko es un gran animal y una excelente compañía”. Con estas palabras finaliza, orgulloso y feliz de tenerlo a su lado.

Mientras transcurrían los minutos, la mayoría de personas que recorrían el  lugar se dirigían a Choko de manera emotiva, lo acariciaban y luego se iban a sus respectivos trabajos con una sonrisa, pues su energía contagia a todas las personas desde que llega a un lugar. La simpatía y nobleza que lo caracteriza marca corazones.