Antioquia presenta un problema con la pérdida de la identidad de su música tradicional. Sus habitantes ya no escuchan los ritmos de sus raíces por considerarlos “de viejitos”. Aunque a partir del 2003 desde la Gobernación de Antioquia y la Alcaldía de Medellín hacen esfuerzos por mejorar esta problemática, de acuerdo con Esteban Aristizábal, profesor de música colombiana, no es suficiente.
El departamento cuenta con una amplia riqueza musical, siendo la trova el género predominante y con el cual se suele asociar a los habitantes de esta región. Anualmente se realiza el Festival de la Trova, organizado por el canal de televisión Telemedellín. Este evento tiene tradición desde 1998 y es el único de peso que se realiza en la región una vez al año.
El bambuco, el pasillo y hasta la música de carrilera también son géneros muy representativos del pueblo antioqueño. A pesar de las iniciativas ejercidas por la Gobernación de Antioquia y la Alcaldía de Medellín en los últimos años a través de eventos (Antioquia le canta a Colombia 2017) como Antioquia Vive la Música, los festivales del Pasillo y del Tiple y la Bandola «la mayoría de las personas no diferenciaría un bambuco de un pasillo”, asegura Violeta Arboleda, artista y estudiante de Licenciatura en Música de la Universidad de Antioquia.
A sus catorce años de formación musical, Arboleda manifiesta poder dar testimonio de cómo se ha hecho a un lado la música tradicional antioqueña y colombiana. “En las Instituciones públicas, principalmente, se ha hecho a un lado la enseñanza de la música y el arte en general por ser consideradas materias blandas, de poca trascendencia en el acto educativo”, afirma.
Por otro lado, Esteban Aristizábal mantiene una posición más optimista respecto al progreso de la apropiación de la identidad a través de la música tradicional y de la formación musical en los últimos años en el departamento. “He trabajado en varios colegios donde he dado clases de tiple y de bandola”. En sus cinco años de trayectoria profesional, él manifiesta cambios muy positivos tanto para los estudiantes como para el género.
También opina no estar de acuerdo con convertir la música en una materia obligatoria, pues, según señala, es mejor permitirle a la persona asistir y aprender de ella por su propio interés porque de esta forma la disfrutará y se apasionará por el tema. En lugar de imponerla como una materia más en el colegio, “de esta manera quizá le coja más pereza y más repudio a esa cultura o esa música de ‘viejitos’, expresa.
Sin embargo, Aristizábal, garantiza la existencia de escuelas pensadas solo para recuperar la música tradicional andina colombiana. “Entonces si hay una apropiación de esto hoy en día hay muchos jóvenes que conocen el bambuco, que lo interpretan, que les gusta”.
Según Arboleda la música colombiana es algo único y diferente en el mundo. Para ella, en muchas ocasiones se manifiesta el menosprecio de los propios habitantes, sin embargo, en otros países tiene mucha acogida, a Europa van mucho los grupos que suenan bambucos y pasillos.
A partir del año 2003 se han venido desarrollando, no solo en el Departamento antioqueño, sino el todo el país, cada vez con mayor fidelidad, actividades del Plan Nacional de Música Para la Convivencia, el cual hasta el 2012 expone la serie de cambios realizados, entre ellos cuentan 184 Escuelas Municipales de Música Fortalecidas, 806 municipios del país dotados con instrumentos musicales, 3,832 Músicos docentes en proceso de actualización y una Cobertura de 93,000 niños y jóvenes en escuelas municipales de música.
Para el Plan en curso 2014 – 2018, el Ministerio de Cultura continúa trabajando con las medidas que se han tomado desde años anteriores, tales como el Fortalecimiento de las escuelas musicales, las asesorías acústicas, la participación de los estudiantes en los escenarios, entre otros. Con esta serie de actividades, se espera seguir teniendo cifras de desarrollo en aumento. Los resultados serán expuestos el próximo año.
Música para todos
El Instituto Colombiano de Cultura – COLCULTURA-, desde 1993 desarrolló los Programas Nacionales de Bandas y Coros, en la búsqueda del fortalecimiento del interés y la apropiación musical.
“Hacia una ciudadanía democrática cultural”. Es un proyecto de 2001 a 2010, este plan se realiza cada diez años, tiene como fin desarrollar campos de memoria y cultura con la participación ciudadana.
Las instituciones formadoras cuentan con niveles de educación para todo tipo de edades, desde la primera infancia (0 a 6 años) hasta adultos mayores (de más de 60 años), ofreciendo prácticas en música tradicional, coros, bandas, orquestas, músicas populares o urbanas.
Actualmente, las agrupaciones de música folclórica, mejor conocidas como Estudiantinas, son dirigidas en su mayoría por un personal joven, esto, para Aristizábal, quien en calidad de profesor, se enorgullece al ver la evolución de los más pequeños y su participación cada vez más activa a través de los últimos años.
Para conocer la tradición de los pueblos, del departamento e incluso del mismo país, Colombia, es necesario empaparse de las costumbres, apropiarse de la identidad y abrirse a nuevas experiencias.
El disfrutar de la música tradicional antioqueña es un cálido y enriquecedor espectáculo, una experiencia enriquecedora que llena de alegría al espectador, el cual, mientras más dominio del tema tiene, mayor es el interés por estas piezas.
El sonido de las cuerdas recorre al compás el recinto y envuelven al espectador con su melodía. Cada nota evoca un recuerdo para los abuelos, y despierta la curiosidad en los más jóvenes. Cada nota se entrelaza una con otra para formar historias, estas historias hasta hoy nos han traído memorias, recuerdos de la tradición antioqueña.
Se puede hablar hoy en día de cómo la música tradicional y su influencia en los antioqueños ha perdido mucha fuerza, esto debido al multiculturalismo, a la globalización a la entrada de muchos géneros nuevos, extranjeros como rock, pop, la música moderna, la electrónica, el dubstep, reggaetón, bachata, géneros urbanos. Para Arboleda: “Estas influencias hacen que la música tradicional pierda un poco de fuerza debido a que es bueno variar y lo asumen como ‘música de viejitos’ por lo tanto muchos prefieren escuchar los ritmos nuevos”.