Vivimos en un mundo donde estamos sometidos a diario a situaciones negativas que impiden la tranquilidad y el bienestar del individuo o de una sociedad. Colombia no es ajena a esta situación, por más de una década el país ha sido víctima del flagelo de la violencia y del conflicto armado, sus habitantes son protagonistas de historias desgarradoras, sin embargo, hoy estas personas se han convertido en seres resilientes.
La resiliencia según un ensayo presentado por el centro de apoyo American Psychological Association es la capacidad del ser humando para la adaptación y superación frente a situaciones traumáticas como la muerte de un ser querido, ataques terroristas o situaciones catastróficas. Dentro de su teoría se explica los factores que influyen en el ser humano como la autoestima, el control interno, el apoyo social de la familia y la comunidad. Esto no solo se presenta individualmente sino también colectivamente y se da en espacios laborales, sociales, educativos y deportivos.
En el país se llevó a cabo varias investigaciones sobre la resiliencia en diferentes ámbitos, entre ellos se encuentra un estudio realizado por la Pontificia Universidad Javeriana sobre los factores de riesgo y de protección caracterizados por la resiliencia de niños en situación de abandono nombrada como Estudio Resiliencia en Menores Ubicados en Hogares Sustitutos. Y una tesis doctoral de Elsy Mercedes Domínguez de la Ossa, titulada como Un Modelo Teórico de la Resiliencia Familiar en Contextos de Desplazamiento Forzado, Donde se trabajó con víctimas de violencia en la ciudad de Sincelejo departamento de Sucre, quienes resistieron a situaciones negativas como el desalojo de sus viviendas y enfrentamientos entre el Estado y los grupos al margen de la ley.
Al igual que las familias desplazadas y los menores ubicados en los hogares sustitutos, los parientes de víctimas por parte de los servidores públicos también aprendieron a sobrellevar la cruz del pasado. Gloria Helena Tamayo Ríos, Pedro Pablo Rodriguez y Jhon Fredy Vallejo son algunos de las historias de muchos colombianos quienes aprendieron a llevar el dolor y salir adelante.
La Tragedia de la Pica
Gloria Helena Tamayo Henao es la madre de Harold Jhoany Tabarez Tamayo, uno de los seis niños abatidos a fuego por la Cuarta Brigada del Ejército Colombiano, hace 17 años en la vereda La Pica del municipio de Pueblo Rico, suroeste Antioqueño. Este hecho se registró en el año 2000 cuando un grupo de la escuela La Pica se dirigía hacia la punta del cerro La Tolda, para una salida pedagógica junto con su profesora Lucy Vélez y el concejal de ese entonces Hernando Higuita. Los 45 niños quienes se encontraban en la salida fueron sorprendidos con disparos por parte de 17 miembros del ejército, los cuales justificaron su reacción al pensar en un ataque de hombres armados del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Cada 15 de agosto los pueblo-riqueños rinden homenaje a los 6 niños y recuerdan este suceso como “La tragedia de la Pica”.
Recordar esta tragedia no es fácil para doña Gloria, sin embargo, cuando habla de su hijo siempre lo describe como un niño alegre e inteligente. Hoy en día vive en el municipio de Jericó con sus cuatro hijos, quienes dependen de ella y son la mayor motivación para salir adelante y superar el pasado.
En el 2008 se conocieron los casos de “falsos positivos”, donde miembros del Ejército Nacional asesinaban a personas inocentes y las presentaba como guerrilleros muertos en combate. Según un artículo publicado por El Colombiano, hasta el 2016 se registró 2.308 falsos positivos en impunidad y alrededor de 5.000 ejecuciones extrajudiciales, es decir, homicidios causados por servidores públicos en contra de civiles. La Comisión intereclesial público en su página en el 2014 que Colombia tenía la mayor fosa común del continente americano, se calculó al menos 2.000 personas entre ellos campesinos, estudiantes, sindicalistas y opositores.
Operación Medusa
Pedro Pablo Rodríguez es el tío de Fabio Nelson Rodríguez una de las víctimas de los “Falsos positivos en Colombia”. Este suceso pasó en el 2005 cuando Fabio fue retenido por el Ejército Nacional en el paraje conocido como “La Peña”. Según don Pedro estuvo retenido alrededor de tres días, en los cuales la familia no recibió ningún tipo de información por parte de los servidores públicos y debido a esto decidieron buscarlo. Pasado 15 días el cuerpo sin vida de Fabio Nelson Rodríguez fue encontrado en un anfiteatro de Medellín registrado como un ayudante de la guerrilla dado de baja en la operación conocida como “Operación Medusa”.
Don Pedro no solo estuvo sometido a la pérdida de su sobrino quien además era una persona con dificultad auditiva y de habla sino también al desplazamiento en dos ocasiones por parte de las autodefensas en el 2001. Debido a esto él decidió radicarse en Medellín con su familia e iniciar una nueva vida, lejos de la muerta, del desplazamiento y de los recuerdos.
El trabajo de la muerte.
Jhon Fredy Vallejo era el segundo hermano de la familia Vallejo Muñoz, a sus 30 años fue asesinado según su hermano Maximiliano Vallejo por el Ejército Nacional en los casos de los falsos positivos. Fredy vivía con su esposa y su hija de 7 años en el barrio Bueno Aires de la ciudad de Medellín, trabajaba en una empresa de mantenimiento de aseo donde ganaba el mínimo pero no era suficiente para cubrir los gastos de su hogar, debido a esto Jhon Fredy aceptó un trabajo propuesto por el ejército lejos de su casa.
Maximiliano y su familia no volvieron a tener contacto con Jhon Fredy, solo hasta el día en que la Fiscalía encontró el cuerpo sin vida. Han pasado más de 8 años y solo hasta el 2012 la familia recuperó los datos personales de Jhon Fredy los cuales estaban bajo el poder del Ejército Nacional.
Hablar de este tema y recordar lo sucedido con su hermano ya no es sinónimo de revictimización para Maxilimiano, él asimiló este hecho como algo del pasado y ahora su objetivo es pensar en su futuro y en el de su familia, sin olvidar a su hermano.
Estas tres personas son solo algunas de las caras de muchos colombianos quienes han presenciado la epidemia de la violencia, hoy representan a la madre, al hijo, al hermano o al amigo de aquellas personas víctimas de esta guerra ajena.