Trata de personas, el comercio ilegal con propósitos de esclavitud en cualquiera de sus formas, explotación sexual, trabajos forzados y extracción de órganos, es una problemática que pone a Colombia como uno de los países más vulnerables frente a estos casos. Cada vez ha ido tomando más fuerza el “tráfico de personas» a causa de ser alimentado por el miedo que enfrentan las victimas optando mejor por el silencio, ya que no pueden tener la certeza y seguridad de imaginarse a los culpables siendo juzgados de una manera correcta y recibiendo así su merecido.
La trata de personas es un problema mundial y uno de los delitos más vergonzosos porque priva de su dignidad a millones de personas en todo el mundo. Los tratantes engañan a mujeres, hombres y niños de todos los rincones del planeta y los someten diariamente a situaciones de explotación.
Si bien la forma más conocida de trata de personas es la explotación sexual, cientos de miles de víctimas también son objeto de trata con fines de trabajo forzoso, servidumbre doméstica, mendicidad infantil o extracción de órganos.
Después del tráfico de drogas y de armas la trata de personas constituye el trabajo ilícito con más ganancias en el mundo. Según una estimación realizada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2005, alrededor de 2,4 millones de personas son víctimas y las ganancias que reporta ese delito ascienden a unos 32.000 millones de dólares por año.
Sin embargo, las estimaciones más recientes sobre las tendencias generales del trabajo forzoso indican mostrando como el alcance del problema es mucho mayor. En Europa la trata de personas es uno de los negocios ilícitos más lucrativos, ya que las ganancias obtenidas por lo grupos delictivos ascienden a unos 3.000 millones de dólares por año, convirtiendo esto en una actividad delictiva de gran envergadura de la que son presas las personas más marginadas del mundo.
Siguiendo la “Iniciativa Mundial de las Naciones Unidas para luchar contra la trata de personas” (UNGIFT)72 pueden reconocerse tres niveles de demanda en relación con la trata de personas: la demanda que proviene del empleador, la del consumidor o clientes de las prostitutas, de los empresarios, de los miembros del hogar, y la de terceros involucrados en el proceso (reclutadores, agentes, transportistas etc.)
“Los tratantes consideran a las personas mercancías, objetos que pueden ser explotados y comercializados para lucrar con ellos. En Europa, la mayoría de las personas condenadas por trata son hombres”. Afirma Alexandra Barrera trabajadora social.
A nivel mundial, una de cada cinco víctimas de la trata es un niño, aunque en las regiones y subregiones más pobres, como los barrios más vulnerables, son niños la mayoría de las víctimas. Afirma la psicóloga Martha Núñez
Por estudios realizados sobre el exploratorio de la trata de personas se comprueba que, dos terceras partes de las víctimas de la trata de personas de todo el mundo son mujeres. La gran mayoría de ellas son jóvenes que han sido engañadas con falsas promesas de empleo y después violadas, drogadas, encerradas, golpeadas o amenazadas con actos de violencia, o a las que se han impuesto deudas, se ha despojado de su pasaporte o se ha chantajeado.
Los hombres y los niños varones también son víctimas de la trata de personas con fines de trabajo forzoso, mendicidad forzosa, explotación sexual y reclutamiento. El porcentaje de casos descubiertos de hombres que han sido víctimas de la trata es desproporcionalmente menor a el de las mujeres por varias razones, entre ellas, es que durante muchos años, la legislación pertinente de todo el mundo ha tendido a centrarse en la trata de mujeres y niños, o en la trata con fines de explotación sexual.
El hecho de que haya muchas clases de trata de personas da lugar a que no exista tampoco un perfil único, Hay casos de trata en todo el mundo, y para escoger a las víctimas no se tiene en cuenta el sexo, la edad ni el origen de las personas.
Según el diario el País, En Europa oriental a Europa occidental para obligarlos a mendigar o robar carteras; en cuanto a las jóvenes, por ejemplo, de África, las engañan con la promesa de emplearlas como modelos, o para trabajar, y después se encuentran atrapadas en un mundo de explotación sexual y pornografía.
Se hacen falsas promesas de trabajo legítimo a muchas mujeres de Colombia, llevándolas fuera del país, a lugares como Panamá España y México estos tres lugares encabezan la lista donde más mujeres de Medellin o de toda Colombia son llevadas. Según investigaciones de la fundación María de los ángeles.
La corporación Espacios de Mujer, a través de su directora Betty Lozano relata el caso de María (nombre cambiado), quien a los 29 años conoce a un ciudadano norteamericano que bajo la promesa de pagarle 800 dólares mensuales, la lleva a su casa en Estados Unidos, donde también tendría gabelas como seguridad social, estudio, salidas con sus amigos y visitas a su familia, pero una vez allí se chocó con otra realidad: “María estuvo obligada a trabajar 7 días semanales 12 horas diarias y a veces 16; nunca recibió dinero ni beneficios y nunca pudo salir de su casa porque el hombre le quitó el pasaporte”. Por fortuna, un día ella logra huir y contar su drama, que es el mismo de muchas jóvenes de Medellín que caen en las trampas de los mercenarios de la trata de personas.
“Las víctimas de estos delitos son personas altamente vulnerables y, por eso, les hacen muchas ofertas que tienen que ver con la industria del sexo, en el año atendemos entre 200 y 250 mujeres”, relata Betty, cuya institución trabaja desde hace varios años en contra de este delito, sobre todo apoyando a las víctimas.
El abordaje de una problemática tan compleja como la trata de personas requiere del compromiso de muchos actores sociales; ya que se necesita tanto de la formulación de políticas efectivas de prevención, protección y asistencia a las víctimas, como del enjuiciamiento de los responsables.
En este delito pueden identificarse conceptos que definen las relaciones de nuestras sociedades. Básicamente, las estructuras patriarcales y la distribución del poder, la desigualdad, la violencia de género, la pobreza, la inseguridad están entre los más destacados y en los cuales se enmarca la problemática.
La trata de personas ha sido definida como una grave violación de derechos humanos, por ser una actividad con fines de explotación lograda a través de medios que se basan en la vulnerabilidad de las víctimas. Estas últimas son engañadas y obligadas a transitar situaciones en contra de su voluntad y en condiciones de esclavitud.
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM): “Las mujeres están más afectadas por la violencia y la discriminación de género en la educación, la inequidad laboral, caracterizada por la segregación ocupacional y una representación desproporcionada en los sectores informales de empleo. Todo ello trae como consecuencia una muy particular inseguridad económica y por lo tanto la propensión a migrar, generalmente en forma irregular, a pesar de los riesgos e implicaciones que esto conlleva”.
La mayoría de las veces, el objetivo principal es conseguir mejores condiciones de vida. De manera que se eligen como destino zonas más desarrolladas económicamente, en las cuáles existe una importante demanda de trabajo, un contexto social y económico favorable para la contratación, muchas veces en condiciones irregulares.
La percepción de mayores oportunidades disponibles en las zonas de destino es el detonante final que reforzará la toma de decisión sobre la salida del lugar de origen. Esta concepción es alimentada por los medios de comunicación y, en muchas ocasiones, por las mismas organizaciones criminales, a las que les interesa divulgar y generalizar este tipo de información para conseguir una mejor oferta de su producto y actividad.
Existen evidencias concretas de que las víctimas de trata son, en general, mujeres jóvenes (de entre 17 y 25 años); y en menor medida adolescentes por debajo de esa edad. La mayoría son pobres, desempleadas o con ingresos escasos, con pocas oportunidades laborales, bajo nivel educativo y, algunas de ellas, con situaciones de violencia en sus familias, asegura la psicóloga Lina Vélez del centro cultural de Moravia.
El creciente aumento de este fenómeno se debe en gran parte, a su bajo costo y a la facilidad de acceso. Así, redes sociales como YouTube, Facebook y Twitter, son algunos de los posibles espacios virtuales de captación de víctimas, las redes sociales y nuevas tecnologías han dado a las formas tradicionales de delincuencia, especialmente la delincuencia organizada, una nueva manera de expandirse atrapando miles de víctimas poco a poco.
A pesar de ser un negocio ilegal, Medellín es una de las muchas ciudades que se ve involucrada en la lucración de personas, este acto que perjudica miles de vida forzándolas a realizar todo este tipo de actividades que solo generan daños psicológicos y personales.