Los jóvenes saben poco sobre los riesgos de tener una sexualidad irresponsable y se guían por lo que escuchan de otras personas.
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A pesar de la abundante información y de la educación a la que los jóvenes tienen acceso en Medellín, siguen circulando falsas versiones sobre los riesgos de los contagios de las enfermedades de trasmisión sexual (ETS).
En el libro “Educación sexual de los hijos”, de Sol Gordon y Judith Gordon, dice que: “Hoy lo que la mayoría de los jóvenes saben, lo reciben los unos de los otros y de la TV, pero la mayor parte de lo que saben es sencillamente incorrecto”, en referencia a los problemas derivados de las enfermedades por contagio sexual.
Otra de las razones por las cuales los jóvenes manejan una información incorrecta es que temas como la sexualidad y el sexo reciben mucho tratamiento mediático y publicitario que no es necesariamente preventivo. Esto hace que los jóvenes tengan un concepto errado a cerca del sexo y los hace más instintivos al tener encuentros cercanos con otras personas, en especial con los otros jóvenes que son la población de mayor riesgo.
Contacto físico y personal
La sociedad contemporánea vive con ciertas características y es que con frecuencia en primera instancia “la gente tiene relaciones sexuales y después piensa en conocerse mutuamente, pero la mayoría de las veces la relación se disuelve a la mañana siguiente “, afirma el mismo texto de Gordon.
“Además, la gente usa el sexo para poner a prueba el amor: “si me amas de verdad, tendrás relaciones sexuales conmigo”, recuerdan los autores citados. Esta es una de las razones constantes por la cual los jóvenes caen en el problema de las ETS.
“Tercero, la oferta de los medios de comunicación está enfocada a los medios más sexistas y violentos, y los jóvenes relacionan la sexualidad con el orgasmo, es decir, con el placer físico del acto y no con el amor de la intimidad”, señala el libro Educación sexual de los hijos.
La psicóloga Lourdes Giraldo Rodríguez, docente del área de sexualidad y problemática familiar en la Fundación Universitaria María Cano, afirma que “hay una sobreestimulación de los medios para evitar problemas en ETS, pero no se sabe realmente cómo llegarles a los jóvenes o, de pronto, se dan explicaciones netamente técnicas y teóricas sin lograr sensibilizarlos.
Solo cuando ellos caen en los riesgos es cuando se sabe que la educación no ha sido la optima”.
Los medios inútiles
La televisión y la Internet no se usan para conocer realmente cuáles son los riesgos antes de tener una relación sexual y evitar ser contagiado de alguna de las enfermedades que circulan en la sociedad; Por el contrario, solo se dejan guiar por el conocimiento empírico de los otros jóvenes; así es como surgen los mitos y los falsos conceptos que giran en torno a las ETS.
“Los jóvenes conocen acerca de las enfermedades de trasmisión sexual, pero una cosa es conocer y otra es interiorizar lo que se conoce, lo que conlleva a una sexualidad irresponsable. Los jóvenes creen que nada les va a pasar, que son súper héroes, uno de los mitos que manejan es ese, pensar que las cosas malas le pasan al otro y no a mí”, añade Lourdes Giraldo.
Pero hay que tener en cuenta que “los jóvenes se caracterizan por estar más expuestos al contagio de una enfermedad de transmisión sexual, tanto por razones biológicas como conductuales”, expresa el sitio Web http://ets.sobresexualidad.com/, especializado en el tema.
La médica Claudia Gallo, de la IPS de la U. de A., defiende esta teoría cuando habla de que “las enfermedades de trasmisión sexual son más frecuentes en jóvenes, por causas como la inexperiencia, por mitos o por temores para hablar de manera abierta sobre el tema”.
Los imaginarios
Los jóvenes aún conservan muchos imaginarios y la pregunta es, ¿por qué si la información está a su disposición, siguen siendo contagiados? La verdad es que Metrosalud y la Secretaria de Salud de Medellín, en el reporte sobre el número de infectados en personas entre 15 y 44 años, en enfermedades como virus de inmunodeficiencia humana, sífilis gestacional, sífilis congénita y hepatitis B, se puede observar que con relación a los periodos comprendidos entre 2008, 2009 y agosto de 2010, el número de casos reportados ha disminuido 40 por ciento con lo que se puede concluir; que todos los programas de prevención con los que cuenta la ciudad, dejan unos resultados considerables y se espera que el número de personas infectadas siga en descenso.
Pero también hay que tener en cuenta que en el reporte solo están relacionados las enfermedades más graves y mortales, los otros tipos de enfermedades como el virus del papiloma humano no se reportan y la razón aun no es clara.
La médica Claudia Gallo afirma que se estima que el 85% de la población está contagiada de este virus, el problema de este tipo de caso es grave porque en mujeres puede causar cáncer de cuello uterino y en los hombres cáncer de pene.
Portadora para siempre
Ana era una joven exitosa con los hombres, bonita, inteligente, universitaria, le gusta salir a bailar y disfrutar de buenos momentos. Como muchas personas, desconocía el riesgo de tener una vida sexual activa y sin cuidados.
A los 22 años contrajo el virus de papiloma humano (PVH): “inicialmente, noté una roncha en los labios vaginales”, dice y recuerda que pidió una cita con su ginecólogo para exponerle el caso.
El médico la reviso y sospechó de la enfermedad. Ana tuvo que practicarse un examen más especializado, la colposcopia, que es un examen de los tejidos genitales con cuyos resultados se determina que tanto tejido se había infectado.
Lo complicado hasta este momento no era determinar si tenía el virus o no, pues de las enfermedades trasmitidas sexualmente, esta es una de las que puede ser tratada con rapidez. Cuando la enfermedad ataca no solo las personas se llenan de verrugas sino que puede llegar al cuello del útero y terminar en cáncer.
El camino hacia la recuperación también suele ser doloroso y traumático, pues consiste en una cirugía en donde le queman las paredes vaginales hasta donde el médico determine que hay infección. “La cirugía fue traumática porque no se está acostumbrado a que alguien diferente a su pareja le mire las partes intimas y, menos, por una enfermedad de trasmisión sexual”, expresa Ana.
Ella admite no haberse cuidado con las parejas sexuales que tenía en ese momento y de hecho no pudo saber quien la infectó porque tuvo varias parejas sexuales en poco tiempo y sin condón.
Ahora, a sus 35 años, sabe que esta enfermedad es un virus, por lo tanto las personas que la sufren en algún momento, siempre la tendrán. Son portadores y se recomienda tener relaciones sexuales con condón para evitar que se trasmita.
Ella asegura que normalmente las personas se callan cuando contraen esta enfermedad por miedo al rechazo de sus parejas y también afirma que la información que se le dio antes de ser contagiada no fue la mejor, pues solo conocía de las enfermedades más comunes como el SIDA y la blenorragia.
Los jóvenes entrevistados para la construcción de este informe concuerdan con que existen muchas facilidades para el acceso a este tipo de información, especialmente desde la tecnología, además de instituciones públicas y privadas que se encargan de informar y orientar a los jóvenes sobre los riesgos de tener relaciones sexuales sin protección.
Sin embargo, las cifras de contagiados siguen siendo alarmantes y la razón principal radica en que la mayoría de los jóvenes no consideran que puedan llegar a ser infectados. A pesar de conocer la realidad, la siguen viendo lejos de ellos.