Por: Daniela AreizaAreiza
Correo: dani.areiza12@hotmail.com
Levantó su cabeza y vio el primer obstáculo del día. El pasamanos que centenares de personas perciben como un apoyo para subir o bajar escalas, para él es un nuevo reto. Allí ve la oportunidad de probar nuevas acrobacias, así que sigue su camino, aumenta la velocidad de sus pasos y apoya todo el peso de su cuerpo en sus piernas, las cuales inclina para dar el primer salto.
Suspendido en el aire no piensa en nada, solo quiere que ese movimiento que está ejecutando salga bien, por lo que sigue su recorrido.
Ahora deben entrar en escena sus brazos que serán el apoyo para terminar el movimiento con una correcta caída al otro lado. En cuestión de segundos termina su primer ejercicio del entrenamiento y satisfecho se prepara para continuar en la práctica de una de sus pasiones: el parkour.
Juan David Vargas es un joven de 20 años, estudiante de cuarto semestre de gastronomía del CESDE. Además del parkour sus otras pasiones son la música, los videojuegos y el ánime. En el Parkour Crew Medellín sus amigos le dicen ‘Pion’.
Desde siempre se interesó por los deportes diferentes y fuera de lo común. Empezó con la práctica de capoeira, disciplina en la que aprendió diferentes acrobacias pero más tarde su grupo se disolvió.
“Un compañero tenía un primo que vivía en Bogotá –explica Pion–y vino a vivir acá a Medellín. Él llevaba un poco más en la práctica del parkour. Yo ya lo había visto por un documental y había visto una que otra película pero nunca lo había practicado.Cuando el grupo de capoeira se disolvió ya me encaminé más por investigar qué era el parkour y a practicarlo como tal. Ahí fue que nació el gusto por la práctica”.
Una camisilla, una sudadera ancha y un par de tenis son suficientes para practicar este deporte que, según él, “va muy ligado a la personalidad de quien lo practica”. Estatura media y contextura delgada, pocos se imaginarían lo que puede hacer Pion hasta que lo ven dando vueltas en el aire. Parece flotar.
Sencillo, tranquilo y descomplicado. Ese es Juan David, quien ahora se prepara para seguir el entrenamiento junto con sus compañeros Jorge Cano y Carlos Reyes, personas con las que ha compartido por más de seis años con el objetivo de que Parkour Crew crezca en la ciudad.
“No queremos ser un grupo en el cual estemos aceptando y aceptando gente, –explica Juan David– no por egoísmo sino porque la idea de nosotros es difundir la buena práctica y la buena filosofía que tiene el parkour, los buenos métodos de práctica y las enseñanzas”.
Antes de irse a entrenar, Juan David vio que el día no se iba a prestar para realizar sus mejores acrobacias. El sol parecía tímido detrás de unas nubes que se encargaban de adornar el paisaje esa mañana en Medellín.
–Cuando el día es soleado–dice– uno ya se imagina un montón de movimientos que quiere hacer, si uno va a un lugar que ya conoce, empieza a pensar lo que quiere hacer o lo que quiere volver a intentar.
Las caídas y los golpes parecen no importarle. Son el mejor método para mejorar y superar sus retos personales porque más allá de un esfuerzo físico el parkour demanda de un esfuerzo mental.
–Con cada una de las caídas alcanzo a identificar qué fue lo que hice mal, –explica Juan David– incluso justo antes de caer. Yo me lanzo a hacer algo y en medio del aire yo ya sé que hice algo mal y que existe la posibilidad de caerme, eso siempre me ayuda mucho a estudiar mucho más los movimientos.
Cada caída es significativa para él, porque aprende de ellas por medio del método de ensayo y error. Intenta reducirlas al máximo pero al fin y al cabo ahí está la esencia de la práctica, sentir esa adrenalina en el momento de hacer las acrobacias y finalmente “saber que se siente bien”.
En la ciudad no es muy conocido este deporte, pero de a poco ha ido ganando seguidores. Según la Universidad de Antioquia, “en Medellín hay 20 grupos grandes de parkour y unos 60 grupos pequeños que suman un total de 600 practicantes.”
El INDER se dio cuenta de esto y a partir de una iniciativa de la Alcaldía de Medellín llamada “Adrenalina”, consolidaron este nuevo proyecto que busca impulsar las nuevas tendencias deportivas en la ciudad.
“Adrenalina se consolida en la ciudad como una estrategia organizada, líder y seria en el trabajo con los colectivos de quienes practican actividades deportivas diferentes a las convencionales; es decir, nuevas tendencias”, explica el INDER ensu sitio web.
El programa, creado en el 2014 gracias a un acuerdo municipal impulsado por el alcalde Aníbal Gaviria Correa, contiene cuatro escuelas: Parkour, Street Workout, Bike Trial y Free Stily Freesbee.
Para Pion es importante el apoyo que reciben, pero el hecho de que estén involucradas personas que no tienen nada que ver con el deporte, desvía el objetivo de ellos como grupo y la filosofía del parkour como disciplina.
“El apoyo no es 100% como nosotros creemos que debería ser porque son gente externa a la práctica y no lo valoran de la misma manera que nosotros lo valoramos”, asegura Juan David.
La ciudad es la experiencia en sí misma. Las escaleras, los muros, las piedras, las vallas, no son más que eso para las personas que no practican parkour; para Juan David son obstáculos, son retos, son las ganas de superarse a sí mismo.
Desde que entrenaeste deporte, que surgió inicialmente en Francia, Pion siente que su forma de pensar ha cambiado, así como cambia la de muchos que se interesan por el parkour.
–Si yo puedo mantener el equilibrio en una valla a un metro del suelo, lo puedo hacer también a 20, a 10 o 15 metros. Y esa misma forma de pensar la encamino a mi modo de vivir. Así como puedo mantener el equilibrio sobre una valla debo de ser capaz de mantener el equilibrio en mi vida.
–Se trata de perseverancia, ¿no?
–Exacto, así es. Si la primera vez no soy capaz de obtener mi objetivo, debo intentarlo una, dos, tres, cuatro o cinco veces, hasta que lo haga posible. Siempre busco el camino no más corto pero sí más efectivo. Si a la primera no me dio, debo seguir, seguir y seguir hasta conseguirlo. Ese es mi pensamiento desde que estoy entrenando parkour.
Esta disciplina, muchas veces vista con escepticismo porque “es para robar” o porque se pueden lastimar fácilmente, llama cada vez más la atención de niños y jóvenes en Medellín.
Estar suspendido en el aire, escalar muros con una habilidad parecida a la de un ‘superhombre’, dar saltos mortales para llegar de un lado a otro, son varias de las habilidades que aprenden los traceours –como se le conoce a la persona que entrena parkour– en la práctica de este deporte.
Juan David continúa fielmente con su práctica. Quizá sean los videojuegos los que lo impulsan a vivir al extremo, o sea la música la que activa su energía, su apetito de adrenalina. Lo que sí es seguro es que, por chicos como él, el parkour es hoy una alternativa llamativa para el deporte en Medellín.
Para complementar esta información: http://daniareiza12.wordpress.com/2014/10/16/un-salto-al-vacio/