La lucha incansable, una protesta continua y sin pausa por la vida

Por: Laura Marcela Rodríguez Garcés
Laura.rodriguez_2010@hotamail.com

“Inquietas, las Madres marchan cada
jueves, se reúnen todos los martes
y el tiempo no les alcanza”.
Este es el prólogo que resume la historia de un grupo de mujeres, “quienes viven en la memoria de sus hijos, en sus sueños, preguntan con insistencia acerca no de un enigma, sino de circunstancias concretas, actos perversos y asesinos del Poder, que involucran a los militares, los políticos, los burócratas sindicales, los empresarios, los sacerdotes, en suma, a todos aquellos que pertenecen al espectro que sigue los mandatos del poder establecido”. (Página de las madres de la plaza de mayo)
Las Abuelas y Madres de la Plaza de Mayo es el movimiento que no solo ha reivindicado a los desaparecidos de La Plata, a sus familiares y a todos los que sufrieron en la época más dura y más difícil de la dictadura argentina, sino también se ha encargado de defender, restaurar y proteger los derechos humanos fundamentales que han sido vulnerados.
La lucha de este movimiento femenino comenzó en la madrugada del 24 de marzo de 1976, cuando vehículos de las Fuerzas Armadas de la República Argentina salieron las principales calles de la ciudad, anunciando el fin del mandato de la presidenta Isabel Perón y acabando con la democracia. El cambio de gobierno se dio mediante un golpe de estado, esta operación militar fue planificada y puesta en marcha por el autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”, encargado de establecer el llamado Terrorismo de Estado mediante la represión, desaparición y el secuestro de dirigentes gremiales, políticos militantes de organizaciones de izquierda y estudiantes de secundaria, entre 14 y 18 años de edad.
Según la página oficial de Las Abuelas de la Plaza de Mayo, “La política de terror utilizada por el “Proceso de Reorganización Nacional”, afectó a 30.000 personas de todas las edades y condiciones sociales que fueron sometidas a la privación de su libertad y a la tortura, entre ellas a centenares de criaturas secuestradas con sus padres o nacidas en los centros clandestinos de detención a donde fueron conducidas las jóvenes embarazadas”.
En la misma página, se refieren al funcionamiento de un centro de maternidad clandestino en el “Campo de Mayo, Escuela de Mecánica de la Armada, Pozo de Banfield”. Denuncian que los niños nacidos en este lugar fueron dados en adopción, dejados en orfanatos, vendidos o registrados como hijos propios por los miembros de las Fuerzas Militares, y sus padres asesinados y desaparecidos.
Estas son las razones para vivir de estas mujeres desde el momento en que se llevaron sus hijos y sus nietos en el año de 1976 hasta la fecha. Ellas van en busca de la verdad, tratan de reestablecer la identidad de sus nietos y encontrar los cuerpos de sus hijos. Las madres no han dejado de insistir y, como dicen ellas mismas, “ni un paso hacia atrás”.
Ellas usan un pañuelo para identificarse entre la multitud que sale a marchar a la Plaza, este se ha convertido en un “símbolo mundial del grito y de la lucha contra la injusticia”. En la página oficial de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, ellas cuentan cómo comenzaron a usar este distintivo: “Como nuestros hijos no estaban, las Madres quisimos ir a reclamar y a gritar y a pedir por ellos. Y como no teníamos cómo identificarnos decidimos ponernos un pañal de nuestros hijos, blanco en la cabeza para encontrarnos entre la multitud”.
Las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo no solo se reconocen por su pañuelo blanco en la cabeza, también por ser señoras de la tercera edad, que salen semana a semana con pancartas, pendones, fotos alusivas a sus seres queridos, en busca de respuestas que les permitan hacer un duelo digno a sus familiares.
Pero este movimiento no solo ha marchado durante décadas alrededor de la Plaza, sino que también ha entablado demandas en contra de los responsables de las desapariciones forzosas, asesinatos y robo de niños, por medio de la página oficial de las Abuelas y mediante comunicados de prensa hacen seguimiento a los procesos jurídicos que se han venido adelantando.
Durante el “juicio que se les sigue a dos represores y tres ex funcionarios del hospital por delitos de lesa humanidad cometidos en la maternidad clandestina, testigos contaron cómo funcionaba esta maternidad en el Hospital de Campo de Mayo. En el juicio oral por los crímenes cometidos en el Hospital Militar, ex médicos y enfermeros confirmaron que, durante la dictadura, había mujeres embarazadas secuestradas en «un pabellón especial». Dijeron que no se registraban sus datos ni los partos”.
En este juicio, la partera Cristina Ledesma contó que «Las detenidas eran siempre llevadas a una habitación privada de un pabellón especial”. Otra testigo de los crímenes es la obstetra Silvia Bonsignore de Petrillo, sostuvo que «atendí un parto de una de las mujeres del pabellón de Epidemiología. Llegué a la sala y estaba pariendo, tenía los ojos vendados”. Estas enfermeras sostenían que a las mujeres secuestradas, les vendaban los ojos y no les dejaban ver el bebé al nacer.
Las abuelas y madres también ha logrado reestablecer la identidad de 115 niños que fueron robados, secuestrados o desaparecidos en esa época y quienes hoy en día son hombres y mujeres que se han podido reencontrar con sus familias legitimas.
La Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo sirvió como ejemplo e inspiración para formar un movimiento femenino en Colombia, que también como ellas, va en pro de la reivindicación de los derechos humanos, madres que al igual que las de la Plaza de Mayo han sido víctimas del conflicto armado pero estas han tenido que estar en medio de una guerra permanente y sin tregua.
Dentro de los derechos por los que luchan las madres está el derecho a la vida y a una vida digna y según el antropólogo y profesor de la Fundación Universitaria Luis Amigó, Jesús David Cifuentes “esto es crear una identidad y lo que hace el conflicto es anular la identidad por que no te ve como persona, por eso un proceso de reconciliación o de memoria y reparación es darle a la víctima una identidad y no invisibilizarlas por medio de un numero o una cifra”.
Además agrega que “Las víctimas tienen la necesidad del reconocimiento, por eso las madres no salen diciendo números y cifras, ellas salen con las fotos de sus hijos, padres y esposos y de esta manera les dan un nombre, una identidad”
El conflicto armado en Colombia
La guerra en el país ha dejado una gran cantidad de víctimas por medio de la desaparición forzosa y según el Informe General de Memoria y Conflicto, entregado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, las consecuencias más grandes causadas por las desapariciones son la “ausencia, incertidumbre y soledad”. Además este informe también señala que “esta modalidad en el país ha sido poco visible en los medios de comunicación y escasamente reconocida por las autoridades competentes”, esto se debe a la intención de los actores armados de invisibilizar el crimen. Según estadísticas del Centro Nacional de Memoria Histórica sobre el conflicto armado en Colombia, entre los años de 1956 y 2012, ha causado la muerte de 218.094 personas y las desapariciones forzosas han dejado 25.007 víctimas.
Por esta razón, en 1999, se crea el grupo de las Madres de la Candelaria, eran 14 madres lideradas por Teresita Gaviria, quien es víctima directa del conflicto armado porque tiene un hijo desaparecido. Él desapareció cuando tenía 15 años en un viaje para Doradal y nunca más volvieron a saber de él. Lo que sí tuvo claro Teresita es que en la zona estaban los paramilitares, y se dio a la tarea de trabajar por la búsqueda de la verdad de su hijo, pero también se dio cuenta de que había muchas madres que estaban viviendo lo mismo y decidieron unirse para manifestar alrededor de la Plaza de la Candelaria.
Ellas salen todos los miércoles al atrio de la Candelaria y llevan 15 años haciendo la manifestación que según la profesora Alba Shirley Tamayo, “trata de evidenciar que hay gente que no había estado dentro del conflicto armado y que era víctima del conflicto”, además la Asociación Caminos de Esperanza Madres de la Candelaria presta ayuda psicológica a esta madres que pierden el sentido por la vida y les brindan orientación en todo el proceso jurídico para que la gente puedan acceder a la institucionalidad y hacer públicas sus denuncias.
Estos dos movimientos femeninos han mostrado la lucha incansable de madres que no solo marchan por la memoria y sueños de sus hijos, sino también por todos los derechos de las mujeres, se han hecho escuchar y de esta manera pueden tener un duelo digno y justo.
El conflicto en los dos países tiene diferentes circunstancias y características, en Colombia quizás todos los días hay nuevas víctimas y ellas tienen que luchar en medio de un conflicto permanente. Pero en ambos lugares hay madres, abuelas y familiares alzando sus voces, en una protesta continua y sin pausas por la vida, la dignidad y la memoria de sus seres queridos.

Más información: http://laurarodriguez05.wordpress.com/2014/10/15/cronica-la-lucha-incansable-una-protesta-continua-y-sin-pausa-por-la-vida/

Uncategorized