Son muchos los imaginarios sociales existentes alrededor de las ventas ambulantes. Esto construye un concepto erróneo de estas, las cuales están presentes y son conocidas en la ciudad como generadoras de empleo y como un fenómeno de la vida social cotidiana.
ser un vendedor ambulante en la capital Antioqueña significa para María Ofalina Restrepo Cadavid, soportar muchas horas de pie y el acoso del personal de espacio público. Ella, quien hace 20 años trabaja como vendedora de comida, afirma que el constante conflicto con espacio público le ha causado perdida en la mercancía y ha afectado sus ingresos.
No sólo María Ofalina, según el DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas), las cifras del 2015 muestran como el 42,6% de los ocupados en Medellín son informales. Estas personas luchan día a día por el sustento y por sobrevivir con las ganancias generadas por el comercio informal, siendo en muchos casos insuficientes para sus gastos básicos.
Según la psicóloga Marisol Castaño Suárez, la venta informal no sólo incluye un asunto económico, sino también, constituye a un proceso sociocultural. Ella asegura que: “dicho fenómeno se presenta y se ha ido incrementando a causa del desplazamiento”.
“La mayoría de personas que trabajan en el comercio informal, vienen de otros lugares del departamento, de algunos corregimientos o pueblos, que anteriormente trabajaban en el campo”, así lo expresa Castaño Suárez, quien también señala algunos factores tales como la necesidad y la falta de oportunidades laborales como los principales responsables de convertir la venta informal en la única opción de empleo permanente para ciertas comunidades.
Como es el caso de Carlos Aristizábal Montoya, vendedor de frutas y jugos hace más de 8 años cerca de la estación estadio. Carlos se vió obligado a mudarse a la ciudad a causa de la escasez de oportunidades. El manifiesta como el comercio informal le permite sostener a su familia, y explica que: “a pesar de trabajar muy duro, este empleo no es suficiente para asegurar mi bienestar y el de mi familia, muchas veces nos hemos quedado cortos, si alcanza para el arriendo tenemos que conseguirnos de donde sea lo que falte para la comida y el resto de gastos.”
Sandra Marín Hoyos, quien ha vendido dulces por más de una década, manifiesta como la venta ambulante se convirtió en su único modo de empleo tras la escasez de oportunidades laborales y la falta de estudio. “Conseguir trabajo sin estudios y a cierta edad es muy difícil, casi nadie da empleo a personas así”, asevera Sandra.
Así mismo, Castaño Suárez señala, como Medellín se ha convertido en una ciudad receptora de personas desplazadas. Además, explicó, como estos individuos, quienes anteriormente trabajaban en el campo, en los cultivos y en la crianza de animales, al momento de llegar a la ciudad se dedican a trabajar en la venta ilegal por ser la única forma de mantenerse.
Este modo de empleo llega a ser muy atractivo para las personas, debido a la facilidad para adquirir los recursos. Al no tener necesidad que pagar ningún tipo de impuesto o seguridad social, todo lo que consiguen a través de la venta informal les queda a ellos, así lo asegura el psicólogo Hamilton Fernández Ramírez.
Las ventas informales son un signo claro de la necesidad propia de las personas para establecerse, prolongar su bienestar y sobrevivir. Para el sociólogo Carlós Suárez Quinceno, la única forma para que esta realidad no sea conocida como una problemática social es educando al comprador y al vendedor, mostrar las distintas posibilidades de los venteros, para lograr crecer laboral y personalmente.
Para los vendedores ambulantes lo más favorable sería legalizar su negocio, llevándolos a entrar en el sistema legal, donde tenga un buen nivel de convivencia con el entorno y la ley, generando más empleo y alejando el concepto de venta ambulante como problemática social, indica Fernández Ramírez.
Personas como María Ofalina y Carlos Aristizábal, se encuentran en todos los lugares de la ciudad, como en las universidades, colegios, en sus barrios o desde las mismas redes sociales. Estos individuos viven enfrentándose a las exigencias de la sociedad, superando las necesidades y demostrando las habilidades que tienen para crear alternativas capaces de ayudarlos a salir adelante, dejando claro como la colectividad y el entorno crea una necesidad cada vez más alta de superación y del conocido “rebusque” mostrando las ventajas y desventajas de la venta informal.