Deporte para la resiliencia de las víctimas

El deporte, siendo una alternativa para la inclusión social, no es fomentado en Medellín como una posibilidad para la reparación de las víctimas. Aunque Organizaciones como el Instituto de Deportes y Recreación de Medellín INDER, tiene proyectos como las Escuelas Populares del Deporte EPD, encargadas de beneficiar a más de 30 mil personas, estas no cuentan con suficiente promoción para que esta población vulnerable fortalezca sus condiciones físicas, sociales, motrices y emocionales, además de la participación activa.

Medellín cuenta en la actualidad con aproximadamente 430 mil personas identificadas como víctimas directas e indirectas del conflicto generado en el país durante los últimos 56 años. Los planes de reparación e inclusión a esta nueva realidad social del posconflicto, tiene proyectos enfocados más específicamente a aspectos monetarios que a los psicoemocionales.

En lo que va corrido de este mes, están registradas más de 8 millones de personas en el Registro Único de Víctimas RUV, programa destinado para que esta población en condición de vulnerabilidad encuentre el apoyo del Estado por medio de proyectos desarrollados en pro de la resiliencia. Estos se realizan en el marco de la reparación y la inclusión, necesaria para que, quienes fueron marcados explícitamente por la violencia, se reintegren a un entorno social.

El problema recae en la poca demanda manifestada por las víctimas ante la gran oferta deportiva presentada en la ciudad. Pues si bien está claro que Medellín cuenta con 57 EPD, distribuidas en las diferentes comunas de la ciudad, “A las víctimas les interesa más, acceder de inmediato a los trámites de remuneración económica que a programas que alternos a esto, les garanticen una integración y bienestar en su vida en sociedad” Juan Guillermo Morales Ríos, investigador línea de deportes oficina para los Derechos Humanos en Personería de Medellín.

Una de las disciplinas deportivas más desarrolladas en el país, especialmente desde cada rincón de Antioquia y dentro del municipio de Medellín, es el fútbol. “Hay muchas historias en el fútbol de personas que han pertenecido a poblaciones que han estado en situaciones de conflicto muy complejas y que a través de esta disciplina han encontrado una oportunidad de vida”. expresa Juan Felipe Mejía, director de comunicaciones de la Federación Colombiana de Fútbol FCF. “Esas son historias que normalmente pasan y que no son muy conocidas o publicadas por los medios de comunicación” concluye Mejía.

Siendo el fútbol el deporte con más acogida en la mayoría de los paisas, vale la pena reconocer que no es una preferencia o un gusto para todos. Desde la población femenina de las víctimas, hay otras disciplinas que pueden generar más interés, si son igualmente promocionadas. Lirida Vargas Bohórquez, desplazada del municipio de Montecristo, sur de Bolívar, llegó hace 18 meses a Medellín; a los dos días recibió la orientación para reconocer sus derechos y acceder a la ayuda humanitaria. El acceso a la educación y la alimentación, fueron las principales ofertas que recibió, el deporte y la recreación entran a un segundo plano, aun así, en su comuna y por interés propio, le abrieron las puertas a ella y a sus hijos al equipo de baloncesto.

Caso opuesto es el de Consuelo Arbeláez Gómez, viuda de Gabriel Jaime Santamaría, ex diputado de la Asamblea Departamental y fundador de la Unión Patriótica en Antioquia. A ella en ningún momento se le habló de oportunidad de afianzar sus lazos sociales con la práctica deportiva, únicamente con la remuneración monetaria. Al igual que Gladis Estela Giraldo, víctima por el asesinato de su madre, esta docente hace parte del programa desde el 2008 y ya recibió un 50% de remuneración económica. Siendo desconocidas una de la otra, ambas tienen en común el acompañamiento psicológico por el cual han sido beneficiadas aparte de las indemnizaciones y las reuniones con más víctimas y entes vinculados al programa RUV. Han dado por entendido que éste es más un proceso de interés por una nueva oportunidad de vida reconstruida a través de lo monetario, dejando a un lado el interés por el bienestar psicoemocional.

David Morales, investigador encargado de víctimas y desaparecimiento forzado de la Personería de Medellín, apunta que: “en los años que lleva trabajando con esta población, en ningún momento alguna víctima ha interpelado o mostrado interés alguno en que el deporte sea parte de su restitución”. Superar los efectos de ser víctimas del conflicto, tiene un valor emocional muy intenso en quienes padecieron el horror de la guerra, el acompañamiento psicológico realizado por investigadores, abogados, psicólogos, defensores de los DDHH, fundaciones, organizaciones e instituciones gubernamentales es foco de la necesidad de que las víctimas sean escuchadas.

Lograr la inclusión y reparación a través del deporte, permite desarrollar en las personas habilidades y competencias para auto gestionar la solución a sus necesidades y la restitución de sus derechos, entendiendo a cada situación del conflicto como única y con ello la necesidad de una atención particular de acuerdo a sus características.

A través de políticas públicas la participación del Estado y la sociedad, es imprescindible para estimular la práctica del deporte y la actividad física con programas y proyectos, permitiendo la accesibilidad a las diferentes disciplinas deportivas con una cobertura tal, para identificar potencialidades en quienes practiquen el deporte. De este modo se realizaría una mayor inversión en recursos más tarde recompensados no solo con títulos y renombre a nivel departamental, nacional e internacional, sino con lo más importante que es que, a través de él, se logre una estabilidad emocional, vincular, sociocultural y económica de deportistas víctimas del conflicto y sus familias.

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