Para los meses de octubre de cada año, aproximadamente 6.000 pacientes activas con cáncer de seno, familiares e interesados participan en la Carrera Atlética: Camina, Corre y Tócate, organizada por la fundación Fundayama. La Carrera se realiza en honor a los pacientes en los alrededores del Estadio Atanasio Girardot.
Marleny Álvarez, paciente voluntaria de Fundayama afirma que «nosotros realizamos la Carrera en honor a los pacientes, brindándoles un espacio para celebrar la vida y compartir sus experiencias. Además, hicimos una carrera de 10km y una caminata de 5km, allí asistieron la mayoría de las pacientes de cáncer de mama, quienes son acompañados por sus familiares y amigos, quienes al son de la papayera festejan la vida».
Liliana Guzmán Gómez está luchando contra el cáncer de seno y su experiencia en la Carrera le permitió reafirmar su motivación por la vida, sumado al apoyo recibido por parte de su familia durante 6 años. Para ella, este no ha sido un proceso fácil, pero ha hecho de su cáncer una fiesta. Liliana junto a su fe cristiana y actitud positiva ha logrado sobresalir.
En octubre del 2011, Liliana y su esposo Carlos Hernando Granda Arcila recibieron los resultados de la biopsia en la cual fue diagnosticada con cáncer de seno. Una noticia devastadora para su familia. “Cuando recibí el diagnóstico de mi esposa, pensé en mis tres hijos y me atemoricé porque la mamá de Liliana murió de cáncer”, señaló el esposo. Para Valeria, de 22 años y quien es la hija mayor, fue impactante el enterarse. “Me enteré del diagnóstico dos días después, a través de Diego, el líder de la iglesia CENTI, una comunidad evangélica a la cual pertenecen. «Al principio fue impactante porque en mi caso asocie cáncer con muerte”, recuerda Valeria.
Durante lo dos años anteriores, Liliana había sentido un tejido fibroso en el seno izquierdo, «al tocarlo el tamaño era diferente”. Por esa razón, Liliana decidió ir a su ginecólogo, quien le programó control cada 6 meses a través de ecografías con el fin de identificar sí se presentaba alguna anormalidad.
“Las ecografías salían siempre iguales, aunque decían que era normal” recuerda Liliana. Después de dos años de control, el dolor aumentó y «los pañitos de agua caliente» sugeridos por su ginecólogo no calmaban el dolor en su seno izquierdo. En primera instancia le realizaron una mamografía, cuyo resultado no fue el esperado. Después le programaron una biopsia, pero ante la demora en su realización, la familia Granda Guzmán acudió a un médico particular. Ya con los resultados del dictamen médico, “Entré por la puerta grande” afirmó Liliana a la EPS.
Al recibir el diagnóstico de cáncer de seno, Liliana preguntó: “’ ¿Hay algo para hacer?”. Ella pensaba en su familia, su único motor y motivación. Mientras hubiese esperanzas, iba a poner todo de su parte para su recuperación. Liliana asistió a la primera quimioterapia, pero fue rechazada por su cuerpo. Después, los médicos encontraron la quimioterapia apta para ella, la cual dio inicio a este proceso: “Llevo 6 años en este tratamiento, me han realizado veinticinco quimioterapias, veinticuatro radioterapias y he tomado quimio oral (tamoxifeno)” afirmó la paciente.
Los post síntomas de las quimioterapias son diferentes en cada organismo. En el caso de Liliana: “había unas quimioterapias que eran más duras, porque están clasificadas en escalas de colores. Al comienzo, las blancas son facilitas pero las rojas agotan un poco más”. Carlos Hernando Granda señala: “acompañe a mi esposa a las quimioterapias, le brinde mi apoyo incondicional e incluso la respalde en la empresa de telecomunicación (Datanet)”. Para el esposo de Liliana, hubo momentos difíciles. “Las quimioterapias afectan el sistema nervioso, así que cuando mi esposa salía de las «quimios» era más sensible ante diferentes circunstancias”.
“Cuando tuve las quimioterapias rojas, pasaba dos días en cama” señaló Liliana. A pesar de los pos síntomas que tuvo en este proceso, Liliana continúo desempeñando su cargo en el área de Recursos Humanos de la empresa de telecomunicaciones » Datanet». Por esta razón, continuo su vida con la misma rutina laboral y teniendo en cuenta las precauciones de su médico. Porque para ella quedarse en cama, significaba tener tiempo para pensar y lamentarse de su situación.
Incluso, cuando se inician las quimioterapias, el cuero cabelludo empieza a debilitarse, hasta llegar al punto de caerse su cabello. Liliana recuerda aquella mañana cuando encontró mechones de pelo en su almohada. A ella no le afectó. Por lo contrario, su primera reacción fue sugerirle a su esposo conseguir la peluca, a la cual se referían como» la loca».
Fundayama, incentiva a las personas para la donación de cabello, siendo una labor alentadora para los pacientes de cáncer de seno. Liliana considera que esta experiencia de vida le ha permitido ser más prevenida con sus hijos, porque ellos deben asistir a un control médico para identificar si su organismo desarrolla en algún momento cáncer de mama, tanto sus hijas como su hijo menor.
Actualmente, Liliana continúa tomando «quimio oral», sin embargo, su médico personal le envió una mamografía. Los resultados arrojaron una infección en el seno izquierdo de Liliana, por tanto, su médico le formuló antibiótico. A los diez días siguientes de tomar antibiótico, le realizaron una ecografía y esa no salió bien, porque el resultado proyecta una alta sospecha de malignidad, requiriendo una biopsia para asegurar dicho diagnóstico.
El sábado 4 de marzo, el mastólogo le envió la segunda biopsia y su médico le dijo que era una infección resistente, así que el 9 de marzo le envió antibióticos y le programo una cita para el 28 de marzo. No obstante, la oncóloga no está muy convencida de que sea una infección, por consiguiente, Liliana debe asistir a una cita el 25 de abril. La paciente sigue a la espera del diagnóstico, con el fin de saber qué medidas van a tomar. Ella sabe que debe continuar en esta carrera por la vida, llegar a la meta no será fácil, pero dará todo de su parte para culminar con éxito.
Sin embargo, Liliana asistió a la Carrera, observó otras mujeres en su misma condición o incluso en un momento más crucial, entendió que la fe cristiana era su motor y que iba a luchar como nunca, porque para Liliana cada prueba que se cruza en su camino, tiene un propósito y es necesario asimilarlo positivamente para obtener un aprendizaje.
Fundayama ha inspirado a Liliana para aumentar su espíritu servicial, por lo tanto, su proyecto para este año es retirarse de su empresa de Telecomunicaciones en donde desempeña su cargo en recursos humanos y encaminarse hacia la labor social; porque según Liliana más allá de una enfermedad, el cáncer es una experiencia de vida y debe trascender a millones de personas.