Por lo menos 150 jóvenes de pandillas de la comuna 1 entregaron armas el pasado sábado en el coliseo del barrio San Pablo, en el cual en horas de la mañana se reunieron en un acto de paz, promovido por la policía comunitaria, el Plan Desarme de la Alcaldía y el Servicio Nacional  De Aprendizaje (SENA).

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Este plan hace parte de las propuestas de la oficina de Convivencia y Reconciliación, de la cual Jaime Fajardo Landaeta es asesor adscrito a la Secretaría de Gobierno de Medellín. “Esta entrega se hace como un proceso unilateral con jóvenes y policía comunitaria, por medio del programas Fuerza Joven el cual cobija a 1.700 jóvenes de la comunas”, dice Fajardo Landaeta.

Fuerza Joven tiene como aliado programas como, “SENA en mi barrio”  y “Jóvenes a lo bien” los cuales permitirán a los muchachos hacerse técnicos y tecnólogos luego de su reinserción en la sociedad.

El jefe de la policía comunitaria, coronel Omar Rojas, dice que dichos procesos “ayudan para una sensibilización y concientización con jóvenes de la comuna, a estos se les invita a hacer parte activa de la cuidad y contribuir a procesos de vecindad y convivencia”.

“Lo importante es quitarle gente a la guerra y reivindicar el significado de la vida. Esos muchachos no quieren estar catalogados como delincuentes y están cansados de la guerra”, añade el asesor al referirse al pensamiento de los jóvenes que por decisión unilateral dejaron sus armas el pasado sábado.

En el acto las autoridades recibieron 25 armas entre las cuales se encontraban revólveres, pistolas, trabucos, changones, armas hechizas y granadas de fragmentación.

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