El posible recorte presupuestal a Colciencias, ente destinado a la investigación científica en Colombia, en el año 2018, es motivo de preocupación no solo para directivas, también para estudiantes y docentes dedicados a la investigación y el desarrollo científico. Propuesta que está en el borrador del Presupuesto General de la Nación y actualmente en discusión en el Congreso, 220mil millones, es el presupuesto asignado para 2018, equivalente a un 42 por ciento menos que este año, cuando recibieron 379 mil millones.
Estas cifras alarmaron primero a la ex directora de Colciencias, Paula Arias, quien en agosto, en declaraciones a varios medios, afirmó que “Es como decir que básicamente vamos a dejar de comer. Es como si fuéramos una familia con hijos, pero de pronto un año decimos ‘no, ya no habrá comida’. Ahora decidieron no darles nada para que investiguen. Es gravísimo”.
El panorama según Arias es nublado, pues Colciencias y sus programas de formación y becas se verían afectado. “Van a desaparecer. Esos 222 mil millones están repartidos de la siguiente manera: 150 mil millones son destinados para financiamiento de becas, pero son becas de los años anteriores. Yo no puedo llamar a los muchachos que están en París y decirles que no hay plata, eso está garantizado. Son 150 mil millones que ya les debemos y que tenemos que honrar”.
También, César Ocampo, actual director general de Colciencias, se sumó a la preocupación comentado que “Colciencias, al igual que en el resto de la comunidad académica y científica estamos preocupados por el presupuesto”. Agregó que «De cumplirse, tendríamos que cerrar muchos programas, porque de los 220 mil millones, 23 mil millones son para funcionamiento de la entidad, 150 mil millones para becas futuras y 42 mil para el fondo de investigación de salud. Esta plata está amarrada en un 98 por ciento de inversión».
En Antioquia no se hicieron esperar las protestas y los pronunciamientos por parte de líderes y directores de entidades científicas y académicas.El director del CIB, Corporación para las Investigaciones Biológicas, Carlos Javier Patiño, declaró que esta situación es nefasta “porque limita la capacidad que tiene el país de desarrollar nuevas estrategias basadas en conocimiento, por lo tanto lo único a lo que conduce esto es a un manejo inercial de lo poco que queda de la ciencia y la tecnología en el país».
Afirma Patiño que Colciencias requiere al menos diez veces el presupuesto asignado actualmente para poder generar las condiciones mínimas para que el conocimiento tenga un impacto en la sociedad, frente a retos como la construcción de un nuevo escenario de convivencia y paz, retos que se verán afectado, directa o indirectamente, con la disminución a la ciencia.
La CIB depende en gran medida de recursos de Colciencias para acceder por medio de convocatorias a proyectos de investigación, la generación de conocimiento y formación de nuevos científicos, propósitos, que según Patiño, serían imposible de cumplir.
Comunidad académica afectada
“Sin ciencia no hay progreso” fue la arenga que, a toda voz, estudiantes y docentes de varias universidades de Antioquia, gritaban pacíficamente en la alpujarra. Santiago Mesa, estudiante de microbiología de la Universidad de Antioquia, que se considera afectado directo, reclamó que, “ahora estamos invirtiendo en la paz y la postguerra, pero tenemos que hacer, también, una fuerza por la investigación porque es lo que nos va a sacar adelante. Es la educación en este país lo que nos va a salvar de la pobreza y nos va permitir innovar y mostrar a Colombia como un referente mundial”.
Las múltiples investigaciones como el estudio de la resistencia antimicrobiana a los antibióticos, que se realiza por jóvenes investigadores de la Universidad de Antioquia se ve afectada directamente al recortar los recursos, lo que llevaría a que las investigaciones queden en el limbo, así alega Daniela Montoya, estudiante e investigadora de la Universidad de Antioquia, advirtiendo que, “es muy difícil porque si no tenemos acceso a los recursos no podremos continuar con las investigaciones y tampoco podremos aspirar a las convocatorias de Colciencias para estos proyectos de investigación”.
Luz Marina Restrepo, docente de la U de A y coordinadora de investigación del grupo ingeniería de tejidos y terapias celulares, afirma que “sin ciencia no habrá un país sostenible”, argumentando que la disminución del 42% perjudica todas las investigaciones que se hacen en el país, en conservación, desarrollo de nuevos productos, en tecnologías de la información y la comunicación, desarrollo de tejidos, dispositivos médicos y educación.
La directora general del Centro de la Ciencia y la Investigación farmacéutica (CECIF), Luz Elena Castrillón, advierte que los más afectados también son los centros de investigación autónomos, pues las posibilidades para el apoyo a la ciencia se disminuyen más con este recorte, “cada vez hay menos convocatorias, cada vez hay menos posibilidad de participar y cada vez hay menos posibilidad de mantener a nuestros investigadores de proyectos de investigación”.
Al sector científico se le une el sector deporte y cultura que también se ven amenazados con los recortes del presupuesto general de la nación para el 2018, mientras otros sectores aumentaron, es el caso de defensa y policía que pasaron de 29,9 billones de pesos a 32,4 billones, un aumento de 8,2 por ciento.