Hay un ‘mesías’ en El Santuario Antioquia

Gabriel Aristizábal Zuluaga cumple treinta y seis años en representar la pasión y muerte de Jesucristo en Semana Santa, en el municipio de El Santuario en el oriente antioqueño.

Foto por: Juliana Cano

Pocos lo conocen por su nombre. Muchos se atreven a decirle “Mesías”. Él prefiere que lo llamen Gabriel, un teatrero que dramatiza la agonía de Cristo durante el Viacrucis. Estas dramatizaciones son en vivo, lo azotan, carga la cruz que pesa aproximadamente treinta kilos y va con ella en todo el recorrido de la procesión, hasta la crucifixión, con esto hacen vivir de manera viva y consciente a los feligreses a ese lugar santo donde Jesucristo padeció sus dolores. 

Es tanta la multitud que la iglesia prefiere por comodidad de la comunidad hacer las dramatizaciones afuera de la iglesia, instalando tarima y carpa, para que todos puedan asistir.

Foto por: Juliana Cano.

La historia de este santuariano de 57 años está marcada por el teatro. Desde muy pequeño, a los catorce años, Gabriel comenzó junto con sus compañeros de clase a representar obras en el colegio.

Recuerdo la vez que llegó la primera película a El Santuario. Iban a proyectar El Mártir del Calvario. Yo no tenía un peso en el bolsillo, pero el vigilante al ver que yo le contaba lo que estaba sucediendo me dejó entrar. Me impactó tanto la función que me enamoré de los personajes”, cuenta Aristizábal.

Foto por: Juliana Cano.
Sus personajes

Antes de cumplir los 20 años, Gabriel y sus compañeros decidieron personificar las historias y relatos de los evangelios y recrearlos en Semana Santa. Su primer papel fue el de Malco, un siervo de Caifás, el sumo sacerdote, y a quien Pedro le cortó una oreja después de que un grupo de alguaciles y fariseos llegaran al Huerto de Getsemaní para arrestar a Jesús.

También personificó a Pilatos, miembro del orden ecuestre y quien dejó a consideración de los sumos sacerdotes la decisión de liberar a Barrabás o a Jesús. Más tarde encarnó el papel de Judas Iscariote, discípulo que vendió a Cristo por treinta monedas de plata.

Gabriel cuenta que estaba muy contento con los papeles que desempeñaba, pues dice él tenía muy interiorizado los personajes autoritarios, hasta que un día el director del grupo le ordenó hacer el papel de Jesús. “Pudo ser por mi físico, pues tengo los ojos azules y me dejo crecer la barba. La verdad es que al principio no era lo que quería hacer, pero con el tiempo me enamoré tanto del personaje que comencé a estudiarlo minuto a minuto”, dice el hombre.

Su vida real
Foto: El Mundo.

Gabriel tiene un granero cerca de la iglesia de San Judas Tadeo. El que le ha dado para vivir a él, a su esposa y a sus cuatro hijos. Es un hombre feliz, sonriente y agradecido de la vida.

Sus hijos saben declamar y actuar, incluso uno de ellos ya personificó un papel en Semana Santa.

“Espero que ellos lleguen a amar la actuación y busquen en ella una salida para alegrar a las personas y para encontrar el camino correcto en sus vidas”, asegura Aristizábal.

Mientras sueña eso, él afirma que todavía tiene la voluntad y las ganas de seguir representando a Cristo, así la edad ya lo quiera jubilar. “No espero nada a cambio, solo deseo que mi papel sea recordado por muchas generaciones”.

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