Por: Danna Michelle Galeano Vásquez y Rebeca Aguirre Muñoz
El centro de la ciudad es uno de los lugares más importantes, pues, reúne a todos y a todo, para bien y para mal. En este lugar de paso, estación o encuentro, la cultura es su llamativo más natural. Este espacio de la urbe de Medellín está lleno de colectivos artísticos, museos, galerías, teatros y otros lugares donde se vive la cultura de la ciudadanía. Pero también, es un lugar con momentos dolorosos e inocultables donde se han vivido momentos que marcaron la historia.
En estas partes del centro que casi parecen devorar personas con el tiempo, no hay espacios para la reflexión y mucho menos para recordar y apreciar las valiosas construcciones que eran el orgullo paisa de antaño, al parecer se ha creado una nueva generación con un afán insaciable por la innovación y el progreso a cuesta de todo, el olvido y desapego es al parecer su mayor fuerte.
Al querer construir nuevas edificaciones, se han ido olvidando de varios edificios que podrían llegar a tener una memoria histórica para los ciudadanos que han vivido en los tiempos remotos. Como expresa Fernando Botero en su libro Medellín “la escasa conservación del patrimonio arquitectónico encaja perfectamente a los modelos foráneos aludidos” y como no, si se ha inculcado en la mente del colombiano que imitar otros países es sinónimo de desarrollo.
El patrimonio que tiene el centro de la ciudad representa el pasado, presente y futuro, tres dimensiones que dan lugar a un encuentro histórico de la construcción de identidades. La mitad de Medellín, es plural, heterogénea y desbordante, y ha sufrido varias transformaciones en los últimos tiempos.
Algunos lugares significativos para la urbe que siempre han estado presentes por su historia, tiempo y cotidianidad, han sido constantemente ignorados, pues son pocas las personas que se detienen a admirar las grandes estructuras o los hermosos detalles que contienen. Por ello se deben recordar varios sitios patrimoniales de la ciudad como:
Iglesia de la Veracruz: es un templo dedicado a la Santa Cruz, fue fundada en 1682 y fue declarada patrimonio cultural de la nación en 1982. Forma parte de las construcciones más representativas de la urbe.
Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe: construido entre 1926 y 1940, fue la antigua sede de la Gobernación. Actualmente es la sede administrativa del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia. Fue declarado acervo arquitectónico en 1982.
Palacio Municipal de Medellín: actualmente es el Museo de Antioquia, fue construido hace casi 40 años. En su momento fue uno de los mejores edificios de la ciudad. Fue declarado patrimonio cultural de la nación en 1995.
Estos son solo algunos de los muchos lugares patrimoniales de la ciudad, que también, abrazan su cultura e historia que para los habitantes de Medellín deben ser relevantes para la conservación de estas.
Otros lugares que también abrazan la cultura de Medellín son La Casa Abraxas y The Gallery ambos ubicados en el centro. Estos lugares reúnen a las personas con un interés común conocer y estar dentro de la cultura de Medellín. A continuación, se ampliará la información sobre cada uno:
Casa Abraxas: la casa collage más grande del mundo, ganadora de dos Guinness Records. Fundada por Abraxas Aguilar, una transgenerista que desde hace 30 años vive en una casa museo collage considerada la más grande del mundo con cerca de 100 mil láminas en pisos, paredes y techos.
Este lugar, gracias a los años que lleva de fundado y los Guinness Records que tiene se convierte en un espacio cultural de la ciudad, en donde los habitantes de Medellín pueden integrarse y llegar a este museo que parece de otro mundo. Viviendo una experiencia agradable y que se queda grabada en su memoria por las sensaciones que se vivieron allí. Además, es importante resaltar lo que representa Abraxas Aguilar, debido a que esta persona es transgenerista y es un referente de la comunidad LGTBI de la ciudad.
The Gallery: Es un mágico bar donde cada mes hay una exposición de fotografías. En su mayoría el arte que se presenta en The Gallery es irreverente, osado y controversial. Si bien los bares son para ir a pasar el rato, este se presta para adquirir cultura y apreciación por el arte.
Colectivo Distrito Candelaria:Creado con el ánimo de aportar en la construcción de conocimiento ciudadano sobre el centro de la ciudad y todo su entorno la Iglesia de la Candelaria, el Edificio Fabricato, el Edificio Bemogú, el Edificio Luis M. Mejía, entre otros lugares.
Cuando se hace el recorrido por el núcleo de Medellín, por lugares como El resbalón o la calle Junín, sus transeúntes frecuentes o esporádicos son los protagonistas de este encuentro que busca hacer viajar en el tiempo a los participantes. En los años de 1969 y 1970, las vitrinas de moda y joyas, restaurantes, librerías y fotografías los cautivaron. Este recorrido permite valorar el pasado para entender el futuro de las nuevas intervenciones urbanas que se adelantan y que se han hecho en el centro de la ciudad de Medellín.
Un mundo aparte
Algunos habitantes perciben el centro de Medellín como peligroso, abrumador, congestionado o incluso molesto y en muchos momentos del día se puede corroborar este imaginario social. Pero hay una realidad oculta donde las personas disfrutan y se involucran emocionalmente con este lugar, pues las anécdotas allí albergadas son infinitas y perduran a través de la historia.
Es normal salir al centro de la ciudad y encontrarse con muchas personas, cada una en su mundo y caminando rápido; también es habitual ver a los vendedores ambulantes luchando por sobrevivir y llevar algo de comida a sus hogares. Muchas de las personas que se encuentran en el centro de Medellín reflejan la personalidad de la cultura paisa, pujante, sin peros, buscando siempre una salida, colaboradora, amable y con muchas ganas de salir adelante.
Aunque los imaginarios suelen ser colectivos, cada persona tiene su propia experiencia e imagen de este lugar tan concurrido, histórico y especial, que a través de los años ha contado maravillosas historias de vida que quedan en la memoria de aquellos que el tiempo los ha condecorado con arrugas, dejando la huella de las múltiples sonrisas contagiosas que resonaban en las bancas, hoy desgastadas por el tiempo, y sobre todo el vasto destello de esperanza que aún se puede ver en los ojos de las personas que anhelan recuperar un sector que pide a gritos ser valorado y conmemorado, para poder resurgir entre el deterioro que los años ha sabido dejar.