El viento es salvaje: una tragedia con aires de risa

Texto: Nicole Arcila – Fotografías: Julián Duque

El viento salvaje es una obra de la compañía teatral Las Niñas de Cádiz, que narra la historia de dos mujeres unidas por un lazo entrañable de amistad, dos caminos que se entrecruzan y que se configuran en tragedia.

Mariola lleva cuestas un augurio de mala suerte, algo que se refleja en su voz gruesa y desesperante, además de expresiones faciales de angustia. Por otro lado, Vero, es una mujer alegre y entusiasta. Una continuidad que se transforma cuando a Mariola le ocurre un terrible accidente. Vero en un arranque de indignación reta al destino a darle un poco de su suerte a su desahuciada amiga, algo que más adelante las llevará a un fatal destino.

La historia se desarrolla a través del cuerpo de cuatro mujeres, que asumirán diversos papeles masculinos y femeninos. Además de las protagonistas se transforman en oráculos, pájaros, paramédicos, doctores, hijo y esposo. Las Niñas de Cádiz utilizan una serie de recursos actorales, musicales y literarios, para traducir una tragedia griega a su idiosincrasia flamenca, algo que es palpable inclusive en las metáforas del encuentro sexual.

Esta obra logra con pocos elementos, contextualizar al público de los lugares y las situaciones que se van narrando, donde cada personaje expresa a través de su cuerpo y la utilería, los lugares y acciones cotidianas en donde se desenvuelven. También utiliza recursos sonoros como el ruido del kazoo, para hacer los cambios de escena.

Colores como el rojo, blanco, amarillo, azul y violeta pintan el escenario en cada escena. El violeta representa la sensualidad y los sueños; amarillo se usa para remarcar las intenciones; las luces rojas son de la fiesta, el peligro y el conflicto; los azules sitúan el hospital, la enfermedad y la tristeza; mientras que el blanco significaba la soledad.

En esta obra, Vero ocasionalmente rompe la cuarta pared, interroga, se queja y cuenta su historia, algo que genera cercanía y conexión con los espectadores. Esta narración es orgánica, fluida, genera risa hasta en los momentos más trágicos, cautiva y sorprende con los puntos de giro y el desarrollo de los personajes.

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