En un informe realizado por La Real Comisión sobre Respuestas Institucionales para Abusos Sexuales a Niños en Australia, presentó cifras con respecto al abuso de menores por parte de sacerdotes: “4.444 supuestos incidentes de pedofilia fueron denunciados a las autoridades eclesiásticas y en algunas diócesis más del 15% de los curas estaban supuestamente implicados” y el panorama en el mundo no parecer ser muy alentador.
Aunque en Colombia no se ha realizado un estudio de tal magnitud. El psiquiatra José Posada, en entrevista para la revista Semana, dijo: «el 1% de la población general sufre de trastorno de pedofilia y eso significa que en Colombia debe haber 480.000 pedófilos» algo que de ser así, debe tener muy alarmadas a las autoridades.
En el libro Psicología anormal de Irwin G. y Barbara R. la pedofilia se describe como «un trastorno que incluye necesidad intensa y recurrente, así como fantasías sexuales con niños que no llagan aún a la edad de la pubertad”, pero James Cantor, del centro de Adicción y Salud Mental de Toronto, Canadá, después de hacer varios estudios de neurociencia a personas pedófilas llegó a una conclusión: «La pedofilia es una orientación sexual, es algo con lo que nacemos, esencialmente; no cambia a lo largo del tiempo y es tan central para nuestro ser, como cualquier otra orientación sexual».
El arzobispo de Medellín, monseñor Ricardo Tobón Restrepo, informó el comienzo, el pasado 28 de febrero, de investigaciones por parte de la curia arquidiosesana sobre denuncias de abusos sexual de sacerdotes contra menores de edad, también declaró: «se han encontrado con obstáculos que dificultan la labor, porque son menores y deben ser protegidos por la ley, a demás, no logran recopilar las pruebas necesarias, ni siquiera, para iniciar un proceso legal en contra de los religiosos” Caracol Radio. Esto sirve para hacer un llamado a los niños abusados a informar, a los padres a estar más pendientes de sus hijos y a la comunidad en general a denunciar si conocen de algún caso.
En el 2015, el periódico El Universal realizó una recopilación de 18 casos en los que sacerdotes fueron acusados por pederastia y se encontraban en procesos judiciales. La investigación constató sucesos ocurridos entre el año 2001 hasta el 2014, los cuales dan fe de los alcances que tienen muchos miembros de la iglesia. Algunos de ellos fueron judicializados o tienen orden de captura. Las acusaciones y denuncias son constantes, casi 4.500 en Australia donde más de 1.200 sacerdotes fueron implicados.
Elmer Montaña, abogado defensor del sacerdote William de Jesús Mazo condenado a 33 años de cárcel por abusar sexualmente de cuatro menores de edad en Cali, rindió declaración hace unos meses y dijo: “la causa eficiente del daño es la conducta negligente adoptada por la misma víctima indirecta (padres, abuelos, tíos) los cuales eran los llamados para estar allí y custodiar el bien más preciado: los niños” Zona Cero.
Después de las declaraciones del abogado, Monseñor Luis Augusto Castro, Presidente de la Conferencia Episcopal, habló con la W radio en representación de la iglesia católica, diciendo: «estas palabras no nos representan, el sacerdote está en un proceso judicial y nosotros como Iglesia somos muy claros, si algún sacerdote hace pedofilia, es él el culpable y tiene que pagar».
La comunidad indignada por las palabras de señalamiento hacia los niños, dichas por Elmer Montaño, apoyaron un movimiento en redes sociales con el hashtag NoMasPedofilia, con el fin de unirse en contra de los abusos sexuales a los menores de edad.
El pasado mes de febrero el diario argentino Infobae publicó un artículo, en él hace referencia al caso de Monseñor Mauro Inzoli en cual “fue encontrado culpable de abusar sexualmente de niños entre los 12 y 16 años, en todas las instituciones donde ejerció su ministerio”, Pero lo más llamativo es, según lo publica el diario: «el papa Francisco ya lo conocía antes de que lo juzgaran y al parecer fue demasiado permisivo, ya que, Inzoli recibió la “Clemencia papal” y tiempo después fue condenado por abuso sexual por un tribunal de Italia”.
Las cifras, más que cifras, deben ser tomadas como un llamando de atención a la comunidad, a los gobiernos y a la misma iglesia para que la justicia tenga respaldo y pueda hacer mejor su trabajo. De esta manera podemos dejar de lamentar tantos casos ocurridos y en vez de esto, detenerlos a tiempo.