Tras bambalinas.

 

El arte recorre sus venas. Crisanto Alonso Vargas Ramírez, más conocido como «Vargas vil», es un hombre con un carácter apasionado por todo lo que hace. Es humorista, trovador, actor y libretista colombiano. Bajo de estatura, pero dotado con un gran talento, interpreta a personajes políticos como Pinochet, Chávez, Álvaro Uribe, George Bush, Juan Manuel Santos y uno que otro de su autoría, como el Padre Tito,Pategurre el mecánico, entre otros. También es intérprete de música parrandera, una de las canciones más reconocidas fue “Mi abuelo” tanto en Colombia como México.

Nació en Santuario( Antioquia),en una familia humilde, de padres campesinos, y con veinticuatro hermanos. Su padre, Luis Emilio Vargas fue todo un artista: Músico, trovador, y mago. -como dice el: “Era como una cosiaca de esa época, iba de pueblo en pueblo cantando, era culebrero. Un artista muy completo a pesar de que no haber estudiado.” de ahí su amor por el arte.

Crisanto era el más tímido de todos sus hermanos, todos tenían pintas de ser comediantes menos él por su timidez. “Se murió mi papá y en las reuniones nadie se perfilaba como artista, entonces yo tenía la vocación” aseguró. Él estudiaba en un instituto técnico en el santuario, y antes de confesarme que estudio y cuál era su título, se río y me dijo: “Le voy a contar porque usted es mi amiga. El título mío es carpintero, bachiller técnico en ebanistería.” Quedé sorprendida y también solté una carcajada, y proseguí escuchando más de su historia de vida. Solo ejerció su profesión mientras estudiaba. “La aproveche mucho, hacía arreglos en el pueblo para rebuscarme la plata, me gustaba mucho trabajar, hacía sillas y arreglaba ventanas”.

El nombre artístico de su padre era el “boquisabroso” y cuando murió, todas las personas del pueblo comentaban sobre eso, cuando Crisanto escuchaba decir ¡Uy quién va a reemplazar al boquisabroso!, ¡Que pesar del boquisabroso! Le daba un vacío por dentro por la admiración que siempre tuvo hacia a su padre y el amor a hacia esa vocación. “A mí me daba esa cosita por dentro”. Lo dice con cierto saborcito en la boca y ese marcado acento paisa, heredados de sus ancestros campesinos por ese gustico que él también sentía por el arte.

“Eso me sirvió mucho a mí, porque me daba miedo montarme a un escenario”. Refiriéndose a el club artístico, llamado Brigadas Cívicas Juveniles, creado cuando tenía entre 15 y 16 años, donde los artistas del pueblo mostraban su talento haciendo show de manera humilde, los fines de semana para los campesinos. Sus inicios fueron allí, este fue el primer lugar donde este grande del humor se presentó, aunque con una timidez que no resolvía, empezó por leer lo que escribía en un papelito.

Sentados en la oficina de su casa, la Casa de Crisanto, pintada de colores y mucha vida, representada con todos sus personajes, y humoristas históricos como lo fue Roberto Gómez Bolaños, que con tan solo pronunciarlo denota el gran respeto que siente al referirse a él. Chespirito, Montecristo y principalmente su padre fueron los principales referentes para la carrera que poco a poco Crisanto inicio.

Desde niño trovar ha sido una de sus grandes pasiones, y cuando estaba terminando el bachillerato organizaba festivales de la trova en el colegio. “Llevaba trovadores cada mes y en esa época la trova tenía mucho furor, eran muy pocos trovadores, pero muy buenos”. Los escuchaba en la radio y fue cogiendo cada vez más la vena artística que llaman.

La Fonomímica fue uno de sus primeros pasos. Doblando discos en el pueblo, poco a poco fue dejando a un lado su timidez y empezó a soltar su voz, aunque siga afirmando que, “El pánico de un artista es cuando se siente su voz”. En aquella época donde germinaba su carrera le sirvió tanto que expresa. “Cuando yo me di cuenta que existía el fonomímica dije: ¡uy esto es lo mío!”. Y abre sus ojos grandes con gran satisfacción.

Ya se sentía tan preparado que decide irse para Medellín a presentarse en un festival de la trova. donde quedó de finalista. “Cuando eso era de mucho furor y tenía un despliegue muy grande por los medios, la radio y la prensa”, afirmó.

Desde ese momento aumenta sus ganas por dedicarse a ser artista, y su amor por ello, tanto así que comenzó a ganar la mayoría de festivales donde se presentaba. En los años 80 fue finalista de un festival nacional de la trova. En el 81 fue el primer rey nacional de los mentirosos que hubo en Colombia, con jurados importantes como, Manuel Mejía Vallejo, David Sánchez, periodistas y escritores importantes de la época. Eso fue un ¡Boom! para la profesión que apenas emprendía. En el 83 deciden volver a realizar el festival y Crisanto vuelve a ganar. Al contarme en sus ojos puedo notar ese brillo y el orgullo con que lo dice. Porque en ese momento su carrera como artista empieza a cambiar.

Tras ganar tantos festivales importantes, una vez en una entrevista él expresa. “Qué bueno que algún día me llamaran de una emisora”. Y así fue, lo llamaron de Rcn radio, Todelar, Radio súper, Caracol radio, entre otras. Y decide empezar en caracol radio y es cuando el 4 de junio de 1983 arrancan con el programa El Manicomio de Vargasvil. Se transmitía semanal, solamente los sábados, Y fue uno de los grandes éxitos que ha tenido este humorista. Todos los personajes que allí interpretaban junto al equipo de la luciérnaga de Caracol fueron creados por él. De ese programa también nació el que hoy se conoce como voz Populi.

Pero como todo no es color de rosa, cuando apenas estaba arrancando el programa, muy poca gente los conocía. Y una vez el gerente de Caracol orgulloso del programa de humor, decide presentarlos en el velódromo Martín Emilio Cochise, donde se realizaban competencias de ciclistas a nivel nacional, allí nunca habían presentado personas ajenas al ciclismo. Crisanto  muerto de susto por ver cómo reaccionarían las personas se monta al escenario. “Nos presentan: señoras y señores les vamos a presentar el nuevo grupo humorístico del momento, el manicomio de Vargasvil”. Las personas empezaron hacer una rechifla, “Yo sentía que tiraban frutas de mango, botellas, me estaba muriendo del susto y justo pasa eso”. Lo recuerda, frunce la frente y aprieta sus labios, “Yo bien tímido, de un pueblo y viendo cómo la gente reacciono yo dije no, hasta aquí…”

Pero afortunadamente ese no fue motivo para desistir, siguieron trasmitiendo el programa, y llegó a ser el programa humorístico más destacado a nivel nacional. Parodias, imitaciones y chistes eran los recursos que utilizaba en ese entonces para divertir a los colombianos. Y lo más bonito fue que ese programa sirvió como escuela para muchos humoristas hoy reconocidos. “Yo los aceptaba inmediatamente porque sabía lo duro que es empezar”. Expresó.  El primero fue David García (Jeringa), después Jon Jairo Pérez (Don ebrio), Oscar Monsalve (Risa Loca), Camilo Cifuentes, Luz Amparo Álvarez y Ovidio, todos iniciaron en el Manicomio de Vargasvil.

De la radio paso a la televisión. Con un programa llamado Recorcholis con Vargasvil, que lo trasmitían por Teleantioquia. “Al principio pensé que iba hacer un fracaso, porque no conté con un equipo de producción, a mí solo me dijeron coja esa cámara y mire que hace”. Comenta el humorista. A pesar de que fue un programa con muy bajos recursos llegó a ser el número uno en la televisión, las personas sacaban los televisores a la calle para ver los episodios de Recorcholis con Vargasvil. Este fue otro de sus grandes éxitos.

“Después de haber hecho radio y estar en la televisión, interpreté un personaje en la novela las hermanitas calle, llamado Lizardo, fue una faceta muy bonita porque nunca había sido actor”. Comenta.

Actualmente se dedica a su teatro La Casa de Crisanto donde no solo se presenta él con sus ingenuas obras. Sino también muchos comediantes, además hay una escuela de comedia para aquellos que también desvelan su amor por el arte.

También estaba enfocado escribiendo un libro, de lo que ha sido su vida, “Yo soy buenísimo postergando proyectos. ¡buenísimo!”. Lo dice con cierta tristeza, agacha su cabeza y prosigue “La parte más importante iba a ser la de mi mamá”, por un momento nos quedamos en silencio, agarra una cajita de música la pone a sonar y expresa con melancolía “Esperando, esperando se me murió mi mamá”.

Y con eso también llegó otro episodio triste en su vida que fue su divorcio de un matrimonio de más de 23 años, casi al mismo tiempo de fallecida su madre. Una de las cosas que no comprendía era cuando la gente decía que él vivía en el teatro. “Yo decía pues como voy a vivir en el teatro, una casa de más de mil metros, si yo tengo mi hogar, tengo mis hijos, la gente porque es tan ignorante”. Expresa.

Pero como dicen por ahí la lengua castiga. Y ya son tres años que vive allí, solo, en una gigantesca casa que parece una obra de teatro. Donde los aplausos, las fotos, las personas lo acompañan por unas horas y se van marchando al punto de: “Uno quedar solo, solo, solo”. Traga saliva y dice ¡Hmm! “Estar solo es muy duro, y puede ser un pecado de pensamiento, pero yo digo, esto es peor que estar preso.” Afirmó. Pero como todo en la vida es una costumbre. El humor  y sus hijos han sido el éxtasis de felicidad para este humorista. Donde cada vez que se monta a una escenario brilla y nos hace reír.

Cierro con saber que piensa acerca de la cultura en Medellín este gran humorista. “Personalmente en Medellín hay mucho talento, hay mucha calidad humorística, pero parece como irónico decir que hay poca cultura”. El consejo es “Originalidad. En la vida cada uno tiene que ser auténtico, marcar su estilo. A los jóvenes que se acercan a mí lo primero que les digo es que le den vida a los personajes que crean así sean ridículos, lo primero es confiar en sí mismo, y como en todas las profesiones, disciplina”. Afirma.

Y tras terminar la conversación sonreímos y quedo feliz de saber y poder compartir a muchas personas cosas que no sabíamos de Vargasvil, un ejemplo para muchos, y un orgullo para el arte.

Uncategorized

One thought on “Tras bambalinas.

Comments are closed.