Siempre se le ve vital, amistoso, alegre y motivado, pero en determinadas ocasiones, se encierra en su caparazón y no se muestra ni receptivo ni comunicativo, así es Félix Bernardo un hombre de 48 años de edad que padece de síndrome de Down.
Félix nació el 11 de Julio de 1968, en su casa ubicada en la vereda Monte frio del Municipio de Anorí en el seno de una familia humilde y campesina, su Madre María Carolina y padre Félix Antonio se llevaron una gran sorpresa al recibir en este mundo al último de sus hijos, pues este era un niño “bobo” expresión que se utilizaba en la época para referirse a las personas diagnosticados con trisomía 21, conocido como síndrome de Down. Para su familia fue algo muy fácil de asimilar pues para ese entonces los índices eran muy altos para esa patología.
Su infancia estuvo llena de retos, aprendió a caminar a los 3 años de edad, su etapa escolar fue nula ya que en la época no existía la educación especializada y su condición hacia más difícil que lo poco que le enseñaba su madre él lo asimilara completamente, a los 5 años su padre muere, pero Félix no entendió nada de aquel suceso debido al retraso mental que padece, a la edad de 8 años comenzó a realizar las actividades cotidianas de la finca como traer la leña, llevar la comida a los cerdos y ordeñar las vacas en compañía de su madre y sus hermanos; cómo cualquier niño, Félix disfrutaba jugar con sus hermanos y amigos, hacer travesuras y salir a explorar en el campo.
Con el pasar de los años su dificultad para hablar, escribir y expresarse eran más y más notorias, todos ayudaban a que Félix aprendiera escribir o leer, pero solo lograban que representara palitos, bolitas y palabras sin sentido, pero tanto él como sus familias sabían hacerse entender. A la edad de 18 años otra limitación aparcería para Félix Bernardo, un día realizando trabajos en la finca con uno de sus hermanos, un caballo que llevaba madera se desemboco dejado caer sobre Félix varios troncos y ocasionándole una fractura en la cadera, su madre no tenía los recursos necesarios para trasladarlo hasta la cuidad lo que causo que Félix tuviese dificultades para caminar de por vida.
En el 1992 su madre fallece y Félix queda al cuidado de su hermano Gustavo quien se hace cargo de él durante un año aproximadamente, pero los trabajos de la finca y el cuidar de Félix fueron mucho para él, así que le dice a su hermana mayor Dora que si se hace cargo de él, ella lo trae a la ciudad de Medellín a vivir con ella, su esposo y sus 5 hijos.
El 5 de julio del año 1996 los restos de su madre fueron exhumados, Félix se encontraba solo en casa, en ese momento llega su hermano Rafael que padece de esquizofrenia y lo lleva para el centro de la cuidad, donde en extrañas circunstancias Rafael pierde a Félix y durante 3 días este vaga por las calles de la cuidad, en la madrugada del 8 su cuñado Juan lo encuentra por la zona de la minorista, sucio, sin zapatos y con tres papas en una bolsa plástica, este lo lleva a casa de su cuñada Dora donde lo esperaba toda su familia; su hermana Dora solo puede cuidarlo hasta el año 2002, así que le pide a su Hermana Bernarda que se haga cargo de él.
El 15 de octubre de 2002 Félix llega a vivir a la casa de su hermana Bernarda, la cual vive con sus dos hijos y su esposo. “traer a Félix a la casa fue duro pues mi esposo era quien trabajaba” dice su hermana Bernarda, pero aun así Félix tuvo una gran acogida no solo por la familia si no por sus nuevos vecinos; Félix se adaptó muy fácil a vivir con su hermana y su familia, para aquella época su sobrina Melisa que tenía tan solo 6 años, pasaba junto a Félix horas y horas jugando, su sobrino John tenía 16 años, trataba de enseñarle a hablar más claro y para su cuñado Juan, Félix era un amigo más pues disfrutaban de escuchar música y tomarse uno que otro guaro, para su hermana Bernarda, Félix es su mayor compañía; ya son 15 años desde que Félix está a cargo de su hermana Bernarda y su familia, la cual vela incansablemente por su bienestar.
«Al vivir tanto tiempo con Félix nos hemos dado cuenta que es quien llena nuestro hogar de alegría, ha hecho de nosotros como familia algo más unido y fuerte, y nos ha demostrado que no hay que tener mucho para ser una persona “Especial”.