Quienes han visto actuar a Johanna Giraldo destacan su inteligencia y picardía en el escenario. Dicen que siempre es carismática, extrovertida, osada y alegre. Su mayor virtud en el escenario es hacer que sus espectadores se conecten con sus múltiples personajes, con los cuales ha visitado diferentes municipios del departamento de Antioquia.
Esta joven de 23 años es oriunda del municipio de Montebello, Suroeste de Antioquia. Su infancia estuvo rodeada de gente humilde y colaboradora, de travesuras en los palos de mango, y de hazañas muy significativas que vivió en el campo, en la vereda La Loma del venado, donde se crió.
Su carrera como actriz comenzó hace cuatro años en Medellín donde realizó estudios en la escuela de Talentos Efraín Arce Aragón. “Comenzar en la actuación es difícil” relata Giraldo, quien además sostiene que, para muchos este arte es considerado una “bagatela” o una carrera sin futuro, como lo veía su padre, Octavio Giraldo, quien había pensado que la actuación era para personas con dinero.
Por el contrario, su madre Laura Blandón, siempre la ha apoyado en este camino y ha creído en su talento y capacidades; la ve como una mujer decidida, arriesgada, dispuesta a luchar por sus objetivos y metas; y principalmente, la ve como una mujer capaz de hacer sus sueños realidad.
Su padre, aunque le tomó tiempo aceptar el amor que sentía Johanna por el teatro y la actuación, logró conmoverse en una de sus obras de teatro que realizó en Montebello, en la que representó a un campesino llamado “Timoteo”. En esta función, la actriz tomó ropa prestada de su papá y la utilizó para la presentación. Desde ese momento, fue donde- él empezó a apoyar el talento de su hija.
El suroeste de Antioquia, ha sido uno de los grandes escenarios en los que la joven ha desarrollado diferentes obras artísticas con actores de la región, en las que ha enseñado su talento a otros jóvenes, y donde ha dejado un legado de amor y pasión por el arte.
“Mi mayor motivación e inspiración son Dios y mis padres quienes han permitido formarme en este campo de la actuación”, así lo afirma Johanna, además sostiene que aquellas personas que hacen teatro son consideradas por muchos como vagas y perezosas, sin embargo, ella no lo ve así, considera que el arte tiene un alto grado de dificultad así como la tiene cualquier otra carrera. Ella ve la actuación y el teatro como herramientas de conexión del alma.
Además de estar enfocada en las artes escénicas, es estudiante de violín y le gusta jugar fútbol, posee grandes habilidades que son reconocidas por cada uno de los que asisten a sus obras de teatro.
Johanna dice estar enamorada cuando está ante el público, siente gran responsabilidad con ellos, porque son ellos quienes le dan fuerza, energía y motivación, -para ella es una sensación de adrenalina y “un no sé qué”, que le recorre todo el cuerpo. Además, hace relación -de que estar en el escenario es como estar enamorado: “sientes cosquillitas en el estómago”.
Acepta las críticas de manera positiva, y manifiesta: “¿Qué sería de este mundo si todos pensáramos igual?”, entonces ve en la crítica una manera para mejorar y potenciar algunas debilidades.
Su habilidad, concentración y empeño en el escenario la han convertido en una mujer talentosa, y ha hecho que su familia celebre, aplauda y grite en cada una de sus presentaciones. Además se ha ganado el amor de su público, por su capacidad de atraer, de valorar y de amar el arte.